El 19 de febrero de 1882, en el lugar más elevado en Sofía en aquel entonces, en dirección sudeste de la iglesia de Santa Sofía, fue colocada la piedra angular de la catedral en la capital búlgara. El templo catedralicio fue construido por idea del político y personalidad de la vida pública búlgara Petko Karavelov para honrar a los libertadores de Bulgaria del yugo otomano.
El 17 de diciembre de 1880 la segunda Legislatura de la Asamblea Nacional tomó la resolución de la construcción de una catedral en Sofía que sea consagrada al príncipe ruso san Alejandro Nevski, protector celestial del rey libertador Alejandro II.
El templo comenzó a erigirse en 1904 y sus campanas se hicieron escuchar por primera vez en Sofía en 1913.
El templo es una basílica monumental de cinco naves, con un nártex y una torre-campanario por encima de él. Fue construido siguiendo el ejemplo de las catedrales rusas de tipo bizantino de la segunda mitad del siglo XIX y fueron utilizadas asimismo formas arquitectónicas medievales búlgaras. El edificio tiene una superficie de 3170 metros cuadrados y puede acoger a 5000 personas. Las cúpulas del templo están doradas. El campanario se yergue a 53 metros de altura y posee 12 campanas. Las fachadas están adornadas con exquisitos tallados en madera. En la parte subterránea del templo se encuentra la Cripta donde se pueden apreciar obras maestras del arte medieval y renacentista búlgaro.
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