El segundo mandato de Rumen Radev en el puesto presidencial se inicia oficialmente el 22 de enero de 2022. Unos días atrás, el 19 de enero, Rumen Radev y la vicepresidenta Iliana Yótova prestaron juramento de que acatarán la Constitución y las leyes del país y que en todos sus actos se guiarán por los intereses del pueblo.
En su mensaje a la nación desde la tribuna de la Asamblea Nacional, el jefe de Estado fue señalando sus prioridades: restaurar la democracia y el Estado de Derecho, esbozando, al mismo tiempo los objetivos nacionales a largo plazo: domeñar la crisis demográfica, superar la pobreza y las desigualdades, garantizar la soberanía y la seguridad, defender los intereses y la dignidad nacionales.
¿Veremos los búlgaros a Rumen Radev en un papel nuevo en el próximo lustro?
“Rumen Radev ha demostrado que no se le puede amedrentar ni comprar. Esto le valió el respaldo extraordinariamente amplio de la sociedad-señala el Prof. Alexander Marinov, presidente del Consejo Estratégico, adscrito a la Presidencia de la Nación-Él ha culminado su primer mandato ostentando el mismo nivel de credibilidad y apoyo que tuviera en su comienzo. Un fenómeno de estas características no tiene precedente en la política búlgara”.
Marinov está convencido de que el diálogo constructivo y la cooperación con el nuevo Ejecutivo de Bulgaria le permitirán a la institución presidencial mostrar otro rostro suyo, tras el casi medio año transcurrido de una participación directa en el gobierno, provocada por la precariedad política por la que cruzó el país. El presidente de Bulgaria seguirá siendo un agente de corrección en la actuación del poder, cuando tal necesidad se impusiera, y las críticas que él lanza no se han de acoger con dramatismo, ha agregado el Prof. Marinov, entrevistado por Radio Nacional de Bulgaria:
“Los retos que vaya a afrontar el presidente Rumen Radev en su segundo mandato se relacionarán con la situación interna e internacional sumamente compleja en todos los sentidos, puesto que hay una pandemia, una crisis energética y unas relaciones político-.militares complicadas. En tales momentos el jefe de Estado asume funciones especiales con vistas a la unión de las instituciones y la nación”.
En la valoración que está haciendo del primer mandato presidencial, el politólogo Atanás Radev resalta el papel de Rumen Radev en el tambaleo que han sufrido las posiciones del partido GERB ,que había gobernado el país por más de una decena de años:
“Hasta no hace mucho estábamos acostumbrados a cierta previsibilidad en el gobierno del país. Sin embargo, los resultados de las tres elecciones parlamentarias en 2021 acabaron mostrando un cansancio fuerte del estilo de gestión mantenido hasta ahora y una acuciante necesidad de un cambio. Todo ello fue provocado, en cierta medida, también por las violentas críticas que el presidente de Bulgaria iba lanzando en el transcurso de todo su mandato “.
Según Nidal Algafari, experto en Relaciones Públicas, la falta de un enemigo de claro perfil al que combatir habrá de mover al presidente búlgaro a que se comporte como un rostro símbolo del Estado búlgaro, y emplee el lenguaje de la buena vecindad con el fin de secundar al Gobierno en la política exterior que promueve.
El politólogo Kaloyán Velchev también analiza los mensajes en la declaración del jefe de Estado:
“Rumen Radev se vale todavía del lenguaje que utiliza el grueso de los ciudadanos búlgaros pero es importante, en mi opinión, que hablemos más sobre lo que nos une y del papel de la institución presidencial, de la que ha de salir el tono de la conciliación, y no exacerbar el debate político que, incluso ahora, se encuentra lo suficientemente problemático”.
En su discurso el presidente de Bulgaria ha acertado en palpar casos y nudos que no se insertan directamente en los poderes de la institución presidencial. Sin embargo, la posibilidad de que el jefe de Estado abandone, en el plano informal, los angostos poderes constitucionales es lo que convierte en interesante el carácter de esta institución, estima el politólogo Anastás Stéfanov, y agrega:
“Esto sucede, sobre todo, porque el presidente dispone de un poder en la comunicación. El discurso que hemos escuchado forma parte de este poder comunicativo, de esbozar desde la tribuna más alta, de la Asamblea Nacional, problemas y prioridades esenciales que, según el presidente, deberían ser defendidas y verse plasmadas en las políticas efectivas del nuevo poder”.
A juicio de Stéfanov el orden del día, planteado por Rumen Radev, disfruta en sus puntos básicos de una considerable legitimidad. Su cumplimiento, empero, depende de la estabilidad del Gobierno y la voluntad del Parlamento.
Adaptado por Yoán Kolev a base de entrevistas en Radio Nacional
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, BNR-archivo, archivo
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