Antes de conquistar su libertad y fundar instituciones públicas, los búlgaros se dieron cuenta de la necesidad de sedes culturales donde desarrollar actividad literaria y conservar monumentos escritos. Así, a mediados del siglo XVIII se gestó la idea de fundar las casas de cultura. Muchos búlgaros acaudalados se mostraron deseosos de respaldar la prosperidad de la patria. Con medios personales ellos fundaron las primeras bibliotecas urbanas que rápidamente ampliaron su actividad social en aras de la ilustración.
Uno de los objetivos de los benefactores de aquella época era apoyar a búlgaros talentosos solventando su formación en el extranjero y prestar ayuda a letrados búlgaros para que sus obras pudieran ser editadas y abarcaran a un mayor número de lectores.
A pesar de los cambios que se operaron desde la aparición de las primeras casas de cultura hasta nuestros días, el papel de estas sedes de la ilustración sigue siendo importante hasta la actualidad. Es poco probable que encontremos a personas que no hayan visitado de niños la biblioteca de una casa de cultura.
Muchos renombrados cantantes y bailadores nacionales dieron sus primeros pinitos en el escenario gracias precisamente a los conjuntos que ensayan en las casas de cultura por toda Bulgaria.
Hoy también hay centenas de personas que trabajan abnegadamente para que sigan existiendo y desarrollándose estos templos de la ilustración, la cultura y las tradiciones.
En los últimos dos años, sin embargo, las casas de cultura han estado entre las primeras instituciones que se vieron obligadas a cerrar sus puertas a causa de las medidas contra la proliferación del coronavirus. Así, fueron cancelados los conciertos en sus salas, se interrumpieron las reuniones en los clubes de folclore auténtico, los ensayos de los conjuntos de bailes ya fueron imposibles. Ahora, en vísperas de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, cuando en las casas de cultura deberían organizarse fiestas, en sus salas reina el silencio. De vez en cuando se reúnen personas en grupos pequeños para participar en distintos cursos.
Este es el cuadro general que esboza Deni Evstatieva, secretaria de la casa de cultura Aura de Sofía y miembro del Consejo Supremo de la Unión de Casas de Cultura en el país.
“Ya casi dos años, la labor en las casas de cultura es muy difícil. Nuestra actividad cultural y docente con los niños y los adultos fue reducida en gran medida. De alguna manera hemos logrado reorientar nuestro trabajo para seguir adelante. Las clases en grupos ya se llevan a cabo a distancia y en las clases presenciales acatamos todos los requisitos impuestos por las autoridades sanitarias.
En general estamos contentos de que en la casa de cultura Aura el trabajo nunca se ha interrumpido, incluso en los días más duros. Sabemos que hay aldeas en las pequeñas poblaciones que no lograron llevar a cabo sus clases en línea porque no disponen de suficientes ordenadores y especialistas que organicen la actividad a distancia.
Hace dos años la casa de cultura Aura celebró su centenario. Es una de las más activas en el territorio de Sofía. Allí se organizan talleres lingüísticos, musicales y teatrales, hay conjuntos folclóricos de baile para niños y adultos. Más de 300 visitantes acudían a la casa de cultura cada mes antes la pandemia. “Nuestros patrocinadores se retiraron cuando fue cancelada la vida activa de la casa de cultura relacionada con conciertos y viajes.
Ahora la institución se mantiene de los subsidios estatales y de las bajas tasas que cobran los distintos clubes. Por esto uno de nuestros principales problemas es el alto precio de la energía eléctrica”, dice Dani Evstatieva que se ocupa de la calefacción del edificio de cuatro pisos de la casa de cultura pero no cabe duda que la atmósfera festiva allí está presente:
“Cada año organizamos un concierto navideño especialmente para los integrantes de nuestros conjuntos y clubes. Hemos previsto un humilde concierto para el 22 de diciembre. Estamos preparando la vistita de Papa Noel y un séquito de protagonistas de los cuentos de hadas en las guarderías infantiles en el barrio de la casa de cultura. Sus personajes favoritos les regalarán frutas y dulces”.
Versión en español por Hristina Táseva
Fotos: aura-bg.com
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