La música es parte de la vida diaria de cada ser humano. Para algunos ella sirve simplemente de fondo de sus actividades. Para otros, escuchar música es un rito, en el que cada elemento importa para conseguir la fusión perfecta entre la atmósfera en el local y el afán de trasladarse a un mundo totalmente nuevo. En tales casos, no conviene recurrir a alguna plataforma en línea, sino más bien a un buen tocadiscos, por ejemplo. Cosa no muy fácil si se busca un sonido de alta calidad, pues un equipo así cuesta un dineral. Teniendo en cuenta el nivel de vida de los búlgaros de a pie, no es de extrañar que el mercado de gramófonos, discos vinilo y los accesorios respectivos esté mejor desarrollado en Europa Occidental o en EE.UU. Hoy les presentamos a Ránguel Vasev, un búlgaro que ha logrado ganarse un buen lugar en este amplio nicho del mercado musical.
Movido por su gran sueño y por el amor de su vida, en 2002 Ránguel se trasladó a Alemania.
“Mi sueño era estudiar politología en algún país occidental o en los Estados Unidos, con la idea de volver algún día a Bulgaria y sumar mis esfuerzos a su ulterior progreso. Opté por Berlín, porque allí estaba mi gran amor, mi esposa María, estudiando arquitectura”, recuerda Ránguel.
Una vez terminados los estudios universitarios, la suerte le sonrió y Ránguel encontró trabajo en la administración del Bundestag, el Parlamento Federal de Alemania. Siete años más tarde, a pesar de que su familia ha aumentado ya con los dos hijos, decidió arriesgarse y dejar su puesto seguro para dedicarse a su hobby, la producción de cepillos limpiadores de discos de vinilo, en un intento de convertirlo en un negocio lucrativo.
“En 2018 tomé espontáneamente la decisión de renovar mi colección de vinilos. Compré un nuevo tocadiscos y me puse a buscar accesorios que podrían ser de interés y utilidad por los audiófilos. Muy pronto me di cuenta de la falta en el mercado de buenos cepillos para limpiar el polvo que se acumula sobre los discos. Aún estaba trabajando en el Bundestag, cuando me puse a desarrollar esta idea.”
Ránguel abrió su tienda en línea en 2020 y los pedidos comienzan a llover casi de inmediato, gracias a la serie de ecos positivos en revistas norteamericanas de audiófilos sobre el primer modelo de cepillo, fabricado por el búlgaro. No es una casualidad el que el mayor porcentaje de pedidos provenga precisamente del País de posibilidades ilimitadas.
“Los cepillos se producen en series de veinte –entra en detalles Ránguel– , y luego de pulirlos y barnizarlos, se les ponen los imanes que mantienen juntas las dos partes. A menudo, en el proceso de trabajo, el cepillo se rompe, ya que la madera que utilizo es muy fina. Se pueden fabricar de quince a veinte cepillos por semana.”
Es de suma importancia el tipo de fibra del cepillo, agrega Ránguel. Esto también es objeto de debates, a veces encarnizados, que dividen a los aficionados a la música en dos grupos.
“Unos afirman que lo mejores cepillos son de fibras sintéticas, concretamente de carbono, pues sus filamentos son muy finos y son buenos conductores de la corriente eléctrica. Los adeptos del otro grupo prefieren las fibras naturales. Mi idea era combinar los dos tipos de fibras y lanzar al mercado un modelo especial de cepillo limpiador de discos.”
Ahora Ránguel Vasev tiene otro sueño: abrir una galería propia para exponer los accesorios que él mismo fabrica. Es poco probable que esto suceda en Bulgaria. Pero dice que Berlín está a solo dos horas de vuelo de Sofía y que de momento se siente feliz en la capital alemana, donde está su familia y su negocio marcha viento en popa.
Versión en español de Katia Dimánova
Fotos: archivo, archivo personal
Es una narradora profesional. Cuenta historias del mundo entero, pero sobre todo cuentos de hadas tradicionales búlgaros. Además, es poeta, fotógrafa y guía: pasea con las personas en medio de la naturaleza donde les cuenta cuentos de hadas. Les..
En 2013, tras dedicar 23 años de su vida a la Marina Real, el británico Darren Carter decidió jubilarse. Darren reconoce que durante años había estado navegando sin rumbo por las “agitadas aguas de la vida” - de trabajo en trabajo, de país en país. Hasta..
“Me llamo Andromahi Bardi. Tengo 22 años de edad, soy ex alumna de la escuela dominical búlgara Santos hermanos Cirilo y Metodio en Atenas y ahora doy clases allí. Vivo en Atenas, nací allí, pero mi madre es búlgara y de ella aprendí el..