En las jornadas de elecciones uno suele poner mientes en la unión de la nación. Lo que siempre nos ha hecho a los búlgaros sentirnos aunados, han sido los éxitos de los deportistas nacionales, entre los cuales destacan, indiscutiblemente, las atletas nacionales de la gimnasia rítmica.
Este verano las chicas de la selección nacional escalaron la cúspide olímpica, por primera vez en la historia de este deporte en Bulgaria. ¿Sabíais que dos búlgaras, María Guígova y María Petrova, tienen sus nombres recogidos en el Libro Guinness de los Récords como las únicas tricampeonas mundiales? Actualmente las dos siguen trabajando en aras del desarrollo del deporte que ha fijado su vida toda, y, a comienzos de noviembre, María Petrova ha dado el siguiente gran paso en su evolución profesional, quedando elegida miembro del Comité Técnico de Gimnasia Rítmica, adscrito a la Federación Internacional de Gimnasia.
Ante la emisora regional de Radio Nacional en Plovdiv, la ciudad que la vio nacer, María Petrova confiesa que esto la ha hecho muy feliz, al comprobar que la trayectoria que había elegido había resultado la correcta y que ahora está ocupando el puesto en el que pretende estar.
Dice que para ella es muy importante poder escalar un peldaño más en su evolución profesional habiendo aprendido lo que se le exigirá y lo que deberá hacer. Por esto en su carrera avanza con lentitud: ”Voy así porque quisiera conocer cada uno de mis pasos, vivirlo, probarlo, aprender”, dice la campeona. Lo han demostrado así los últimos dieciséis años que para María comenzaron en el escalón más bajo, de árbitro de la Categoría “B”, para llegar ahora al puesto que ocupa en el órgano directivo de la gimnasia rítmica mundial.
Confiesa que en los años de su carrera deportiva activa los resultados eran obligatorios y ocupar el segundo puesto era considerado un fracaso. Viéndolo ahora desde la distancia del tiempo estima que aquello había sido excesivo. Con todo, opina tajante que se exige disciplina y paciencia para poder llegar un día a la cima. ”Sin privación no hay logros”, dice María Petrova. Toda la experiencia que tiene acumulada le ayuda a saber con mucha claridad a dónde quiere llevar la gimnasia:
“He presenciado cambios importantes en la gimnasia rítmica. Los primeros ocurrieron en 1996, cuando aún competía, en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en Estados Unidos. Fue en esos Juegos donde se comenzó a hablar de que bastaba ya de estas danzas, que se trataba, en fin, de un deporte, antes que de un arte y que había que reforzar el elemento deportivo. Desde aquel año hasta la fecha hemos ido sufriendo cambios de gran calado que nos encauzaron a la faceta deportiva de la gimnasia rítmica. Y así sigue siendo hasta hoy día, cuando sólo somos un deporte, pero no un arte. En los últimos años estamos procurando encontrar un equilibrio entre los componentes, que son el cuerpo, los aparatos y la ejecución artística pero aún predomina la dificultad relacionada con el cuerpo y el respectivo aparato. Lo que es mi objetivo al que me dedicaré íntegramente es lograr restituir el arte, la composición, el drama, sintonizar la música con el cuerpo y el aparato, emocionar al público, conmover a la gente. En suma, volver a convertir la gimnasia rítmica en deporte y arte a la vez”.
Como vicepresidenta de la Federación de Gimnasia Rítmica de Bulgaria a la vez que como una búlgara llana, María Petrova siente extraordinario orgullo por lo que han logrado nuestras campeonas olímpicas y califica de histórico su éxito en Tokio:
“Cuando hace ocho años nos propusimos lograr medallas de oro olímpicas nadie creía que eso pudiera ocurrir. No obstante, todos fuimos trabajando en aras de esta meta. Lo digo y lo repito: todos. Porque este éxito no es exclusivo de las gimnastas. Se ha logrado gracias a numerosas personas que han trabajado sin tregua con el fin único de hacer que nuestras chicas obtuvieran lo que se merecían. Es que ellas realmente se han merecido esta medalla de oro”.
Las gimnastas de Rusia son las “rivales eternas” de las gimnastas de Bulgaria en la puga por elevarse a la cúspide de la gimnasia rítmica. ”Me atrevo a asegurar que Rusia es un país de historia muy dilatada y de buenas gimnastas, de una escuela óptima. No obstante, las búlgaras tenemos qué más dar a esta modalidad deportiva para hacerla aún más objetiva”, cree la campeona búlgara.
Para María Petrova el año finalizará el 16 de diciembre en el polideportivo Arena Armeets de Sofía con un grandioso espectáculo con fines benéficos, titulado Sueño, dedicado a las chicas de oro de la selección búlgara de gimnasia rítmica. Luego, las miradas ya estarán puestas en el año 2022, pues en la primavera del mismo Sofía acogerá las competiciones por la Copa Mundial, y en septiembre, el Campeonato Mundial de Gimnasia Rítmica.
Adaptado por Vésela Krásteva en base a una entrevista de Dián Nikiforov, de la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Plovdiv
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, Federación Búlgara de Gimnasia Rítmica, archivo
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