El Festival de las Artes Apolonia se inició el 30 de agosto con un concierto del Conjunto de Cámara Solistas de Sofía, ganador este año del Premio Apolo Toxaforos, por méritos extraordinarios en el desarrollo de la cultura búlgara y su promoción en el extranjero, otorgado por la Fundación Apolonia. Por tradición suelen formar parte de la cartelera del festival todas las artes y sus organizadores están convencidos de que no hay que hacer concesiones ni siquiera en la precaria situación actual.
”Jamás imaginé que no pudiéramos organizar el festival −dice categórica Margarita Dimitrova, directora artística del evento− . Incluso el año pasado cuando las preocupaciones eran de otro tipo e ignorábamos lo que nos aguardaba, me sentía absolutamente segura de que tendríamos que organizar el festival. Me dije en aquel momento de que si dejábamos de hacer este festival, el mismo se difuminaría y se transformaría en uno de los muchos festivales y eventos que no tuvieron lugar.
Con mucha perseverancia, con voluntad y ambición–cualidades que nunca nos han faltado– hemos organizado el festival, pese a las circunstancias, con la idea de que todo debería ser tal como siempre había sido: garantizar la presencia de todas las artes y presentarlas con sus aspectos de mayor calidad, bajo una única condición, ofrecer todas las manifestaciones al aire libre. Es esto lo que distingue la edición 2021 de Apolonia. Su apertura con el concierto del Conjunto de Cámara Solistas de Sofía fue impresionante. No recuerdo haber visto a un público tan sumido en el silencio y hay que resaltar la actuación de la extraordinaria Liya Petrova, solista del concierto. Tanto la orquesta como ella y el director Plamen Dzhurov, estuvieron a una altura extraordinaria, hubo emociones muy fuertes, que fueron transmitidas asimismo al público, que premió la actuación con clamorosos aplausos” .
En la historia del festival–y no sólo en los anales de éste– permanecerá a ciencia cierta, el concierto de Liya Petrova, Rumen Tsonev, Alexándar Somov, Ludmil Ánguelov. Residen en diferentes países del mundo pero se han reunido para su proyecto común: los cuartetos de piano de Brahms. Siendo unos instrumentistas excelentes y de notables trayectorias como solistas, ejecutaron este programa en estreno en el escenario del festival, haciéndose la promesa de que continuarían su colaboración. El festival, en toda su plenitud, continúa con los másteres, la presentación de libros, la exhibición de películas de ficción búlgaras. Tampoco faltan las artes visuales.
”La exposición montada en este festival es realmente fantástica –prosigue Margarita Dimitrova– . El joven fotógrafo Dimítar Karánikolov, un artista tan desconocido en Bulgaria, ha presentado sus obras a cielo abierto y en forma muy distinta. Es arquitecto de profesión, pero recorre el mundo y toma sus fotos con un dron. Por esto sus fotos fueron colocadas en el suelo, para que sean observadas desde el punto de vista con el que se hicieron. Era una ocurrencia interesante, curiosa y extravagante y dejó al público estupefacto. Tenemos, al igual que todos los años, encuentros–coloquios organizados con los autores de libros nuevos, clases de maestría, películas con un público bien nutrido. Este año tenemos preparados eventos relacionados con el centenario de la fundación de la Academia Nacional de Música, primer centro docente de educación musical universitaria en Bulgaria. De hecho, todos los músicos a los que presentamos aquí están asociados a esta Academia. En Bulgaria hay numerosas personas de talento”.
No hay que omitir de mencionar el recital del grupo La Fundación, como también los conciertos en memoria de Dimo Stoyanov, miembro del grupo P.I.F., y de Kamen Chanev, cantante lírico, intérpretes búlgaros favoritos del público, cuya vida fue segada prematuramente por el Covid–19.
”Han dejado una huella profunda por su arte y hemos resuelto rendir necesariamente tributo a lo que ellos han hecho −comenta la directora artística del festival y agrega en conclusión− : Apolonia presenta todo cuanto considera imprescindible como presencia en la vida cultural de Bulgaria. También ofrece cosas que alegran al público, complacen a los intérpretes y nos satisfacen a nosotros, los organizadores. Lo que más importa ahora es mantenernos sanos y salvos y, como me gusta decir, vacunarnos con arte”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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