El primer mercado cubierto moderno para productos cárnicos, lácteos, aves, pescado y hortalizas, el Mercado Central de Sofía, es obra del arquitecto Naúm Torbov, nacido cerca de la ciudad de Bitola. Es suyo asimismo el proyecto del edificio del Casino de Sofía, que se encontraba en el lugar de la Galería Municipal de Arte de Sofía y que fue destruido durante los bombardeos sobre Sofía durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde su inauguración en 1911 hasta mediados de los años 40 del siglo XX, el Mercado Central de Sofía acogía casi 170 talleres y stands de comerciantes minoristas. La fachada de este edificio, situado en el corazón de la capital, atrae la atención por las semejanzas arquitectónicas con los Baños Centrales de Sofía que se ubican frente al mercado, y en parte de cuyas salas hoy ha sido montada la exposición del Museo Regional de Historia de Sofía. Precisamente por su impresionante arquitectura en 1955 el Mercado Central recibió el estatuto de monumento de la cultura de relevancia nacional. 

El edificio, símbolo de la capital, ha conservado hasta hoy en día el propósito con el cual fue construido, incluso después de haber sido vendido a una compañía privada a principios del siglo XXI. Casi 20 años después, sin embargo, su futuro está amenazado. La causa es que la compañía que posee el mercado vendió el inmueble a una cadena comercial alemana que planea abrir un supermercado suyo allí. Estas intenciones se conocieron por casualidad, después de que la empresa que lo adquirió diseñara un proyecto que presentó para ser acordado con  el Instituto Nacional de Inmuebles Culturales.

El caso fue hecho público por Borís Bonev, consejero municipal independiente, representante de la ONG cívica Salvar a Sofía. Desde la unión organizaron una cadena humana frente al edificio, reclamando que el proyecto de su reconstrucción sea publicado y sometido a debates públicos. Después de la reunión entre Borís Bonev y el ministro de Cultura interino, Velislav Minekov, ha trascendido que el Ministerio no tiene el derecho de intervenir, ya que el Mercado Central es una propiedad privada. Esto, sin embargo, no cambia el hecho de que este edificio sea monumento de la cultura de importancia nacional, según ha explicado Bonev entrevistado por Radio Bulgaria.

“Cuando un edificio ha sido categorizado con el estatuto de monumento cultural significa que su propietario, incluso si es privado, no puede hacer lo que le dé la gana. Debe tomar en consideración tanto las recomendaciones de los expertos como la opinión pública”. 

“La reventa no puede ser paralizada ya que formalmente es legal, pero las posibilidades para conservar la destinación y el aspecto auténtico del Mercado Central no han sido agotadas”, señalan categóricos los defensores de este emblemático sitio de interés arquitectónico.

“El Ayuntamiento capitalino y el Estado deben esforzarse por adquirir la propiedad de este edificio −insiste Borís Bonev−. Si el proyecto de la cadena comercial no se realiza por desacato de las recomendaciones de conservación de la arquitectura interna y externa, entonces, con el fin de recuperar el funcionamiento del edificio como un centro de comercio, es lógico que intervengan el Estado y el Ayuntamiento. En fin, no es casual que en su entrada estén colocados el escudo de Sofía y el escudo de una cadena comercial o del propietario”, recuerda el consejero municipal.

No está excluida una tercera posibilidad: mantener conversaciones entre los propietarios actuales, el Ayuntamiento, el Estado y representantes de la cadena comercial a fin de lograr un acuerdo para diseñar un nuevo plan de negocios para su futuro.

Está por ver si el interés de la sociedad prevalecerá sobre el privado y cómo continuará la vida de uno de los símbolos de la ciudad.

Fotos: BNR - Ani Petrova, BGNES

Versión al español de Hristina Táseva