Verano, ternura, bossa nova, danza y melancolía, entrelazadas con la brisa del mar, son las asociaciones que uno podrá hacer mientras escuche Violácea, el nuevo álbum de Miroslava Katsárova. Este es el tema que ha dado nombre al álbum, un nombre que recuerda la feminidad agazapada y el lirismo que brindan sus canciones.
“Mi entrada al estudio de grabación fue improvisada, no lo tenía planeado —cuenta la cantante de jazz, entrevistada por Radio Bulgaria—. Como ‘fruto’ del confinamiento en el que nos vimos atrapados se habían ido acumulando gran número de ideas, muchas cosas por decir. El aislamiento no es algo poco habitual para mí. Forma parte de los períodos frecuentes a los que me someto por propia voluntad y deseo. Estos momentos de retraimiento son para mí creativos y fructíferos. Sin embargo, ahora la situación ha sido distinta y puedo decir que lo que me ha traído ha sido más bien ansiedad. Cuando llegó el momento para ofrecer nuestro primer concierto esta primavera, tuvimos que invertir muchísimo trabajo para que las cosas nos salieran bien. Tenía que actuar en el escenario acompañada por un cuarteto de cuerda y el trío de jazz formado por Miroslav Turíyski al piano, Veselín Veselinov al bajo y Mladén Dimitrov a la percusión. Por desgracia, el nuevo cierre que se produjo en aquel momento impidió que actuáramos en concierto. Entonces propuse que fuéramos a un estudio los mismos integrantes para grabar nueve canciones de autor, dos de las cuales son familiares para el público nacional, aunque ahora salen con nuevos arreglos. Me refiero a “Como en un cuadro de Chagall”, de Rumen Toskov, excelente pianista de jazz y amigo que ya no está con nosotros; y “Calles veraniegas”, de Veselín Veselinov. El álbum Violácea es como una versión completamente nueva de mí misma por la estética musical, ya que he descubierto una vez más que los límites entre los géneros musicales comienzan a difuminarse”.
Desde el pasado 8 de junio el álbum Violácea se encuentra publicado en Internet.
Versión en español de Mijail Mijailov
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