El pueblo búlgaro sigue buscando su camino al cambio, según indican los resultados del voto parlamentario anticipado del 11 de julio. Por esto la pregunta que volvemos a dirigir a todos con quienes conversamos el día de las elecciones es: ¿cómo ha de cambiar Bulgaria después del voto?
“Lo que espero es ver una Bulgaria mejor que me haga pensar si no debería volver a casa –dice Daniel Dimov, residente en la ciudad alemana de Dusseldorf, y agrega– . Bulgaria debe abandonar el último puesto en todas las clasificaciones en Europa y en la Unión Europea. Creo que los políticos se percataron del deseo de los ciudadanos de que se operasen cambios durante las protestas antigubernamentales del año pasado. Independientemente del partido al que pertenecen, todos ellos se dan cuenta de que los ciudadanos siguen en detalle qué es lo que sucede, si cumplen con sus obligaciones y cómo lo hacen. Por esto estoy seguro de que sí habrá buenos resultados y de que nos estamos aproximando a una Bulgaria mejor”.
La familia de Daniel se trasladó a Alemania cuando él tenía 12 años. Por el momento está convencido de que “Alemania es la mejor opción para la educación, el trabajo y la calidad de la vida. Hay sectores enteros en Bulgaria que deben mejorar, comenzado por la sanidad, la economía e incluso la vida social”.
A juicio de Gabriela Béncheva, residente en la ciudad de Núremberg, Alemania, después de las elecciones parlamentarias en abril quedó claro que los dos partidos líderes están en dos polos opuestos. Solo sería posible una unión con la ayuda de expertos que simpaticen con los partidos de las protestas: “Creo que solo entonces se podrá llegar a un consenso y a una resolución razonable en aras del bien de Bulgaria”.
El dueño de una pastelería en la ciudad turca de Bursa, Ahmed Kudriakli, natural de la provincia búlgara de Ruse, dice haber votado en todas las elecciones parlamentarias celebradas hasta el momento. “Hemos votado a la democracia, a la unidad y a los derechos iguales para todas las etnias”.
A juicio de Irena Ánguelova, expatriada en la República Checa, los búlgaros están contentos con el cambio en las reglas electorales, pero esperan más:
“Los ciudadanos esperan que sus salarios aumenten, que haya suficientes puestos de trabajo y mayores inversiones extranjeras. Después viene la sanidad, que debe ser absolutamente gratuita, como lo es aquí. Los jubilados búlgaros gastan mucho dinero en medicamentos y así es como se les agota la pensión. Muchas personas se trasladan al extranjero porque no pueden desarrollarse en Bulgaria”.
Para vivir en una Bulgaria nueva hace falta cambiar la manera en que funciona el Parlamento, es lo que opina Zhulién Zhelev, que trabajó como voluntario en las elecciones en la capital austríaca:
“La actividad legislativa de la 46ª Asamblea Nacional debe restaurar el debate que se desarrolla en una república parlamentaria. Es decir, hace falta un contacto directo con el elector y con sus ideas sobre determinadas propuestas, y no aprobar leyes solo por hacerlo. La nueva mayoría en el parlamento cargará con una gran responsabilidad. Los electores se sienten cansados de votar con tanta frecuencia”.
Zhulién Zhelev estima que es mejor formar un gobierno y señala que “no debemos infravalorar el trabajo y los esfuerzos desplegados por los voluntarios que, por segunda vez en el marco de unos meses, dedican parte de su tiempo y fuerzas para organizar el voto en el extranjero”.
Es de la opinión opuesta Nadezhda Stoyánova–Little, residente en Boston, EE. UU., otra de los voluntarios que participaron en el proceso electoral. A su juicio, la sanidad es el problema más acuciante que deben resolver los nuevos gobernantes:
“Bulgaria sigue teniendo el nivel más bajo de vacunación en la Unión Europea. Para mí esto se debe al caos que se ha generado y a la falta de confianza en los centros científicos que dan una respuesta a la pregunta de por qué la vacuna es de una importancia vital para nosotros”.
Denitsa Sekulichka, expatriada en Eslovaquia, resume:
“Tengo bien claro que las cosas no van a cambiar con un truco de magia. Me gustaría que Bulgaria fuera un lugar un poco más tranquilo y ordenado para vivir, con menos corrupción y con una economía más estable”.
Recopilado por Diana Tsankova, Yoán Kolev, Darina Grigórova, Miglena Ivanova Guergana Máncheva
Versión en español de Hristina Táseva
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