La pandemia de Covid−19 va disminuyendo su virulencia y los trabajadores en Bulgaria han comenzado a retornar en masa a sus habituales puestos de trabajo. ¿Se trata del fin de la “oficina en casa”? Es poco probable, opinan los expertos. “Va camino de producirse todo lo contrario, ya que se barajan cada vez más formas para implantar una variante híbrida, en la que alternar el régimen de trabajo presencial y a distancia en la práctica laboral”, dice Tódor Kapitanov, experto en Derecho Laboral de la Confederación de Sindicatos Independientes de Bulgaria, la mayor central sindical del país. Tras comprobar los resultados, algunas de las grandes compañías de tecnologías de la información búlgaras e internacionales han anunciado incluso que hasta finales de 2022 no planearán el retorno de sus plantillas a las oficinas. El motivo para ello no reside solo en asegurar una mejor calidad laboral, sino también en el ahorro en una serie de gastos.
“El teletrabajo es un derecho que los empleadores irán aprovechando cada vez más −explica Kapitanov− . Esta es una etapa en la que se encuentra la sociedad en general, no sólo Bulgaria. El tiempo es lo más valioso para todos nosotros, y por eso se aspira a ahorrar el que implica trasladarse al puesto de trabajo y la vuelta a casa, aprovechándolo de manera más racional. Este tema se mantendrá a la orden del día para rato, y la gente podrá escoger cuántos días de la semana estar en la oficina y cuántos teletrabajar. En Bulgaria hay buenos ejemplos de cómo las empresas han logrado organizar la formación de sus trabajadores y empleados para el trabajo a distancia. Han diseñado políticas propias de trabajo a distancia, que se han plasmado en los contratos laborales colectivos, en empresas con organizaciones sindicales. Esto forma una buena base que servirá asimismo a la hora de enmendar la legislación actualmente vigente”.
En Bulgaria, la normativa que regula el trabajo a distancia data del año 2011 y necesita ser actualizada para ajustarse a los ritmos de expansión del teletrabajo hoy día. De momento no se dispone de datos suficientes sobre cuántos y cuáles han sido los sectores en los que los empleadores hayan ofrecido a sus plantillas trabajar a distancia. No obstante, un estudio de Eurostat de comienzos del año en curso pone de relieve que Bulgaria es el país comunitario colista por el número de los empleados que teletrabajan, al representar éstos tan solo un 1.2%. Esto demuestra que los empleadores nacionales son más bien defensores de la tesis de que una labor, para ser productiva, deberá realizarse en el puesto de trabajo en el que estén el resto de los empleados.
“La práctica en el pasado año señaló precisamente lo contrario, o sea que quienes teletrabajaban también generaban una buena producción y que, en muchos casos, sus resultados eran mejores. Por esto los recelos de los empresarios han resultado infundados”, dice Tódor Kapitanov.
No obstante, el trabajo a distancia, además de ahorrar tiempo, acarrea determinados gastos para los empleados. Por ello, la Confederación de Sindicatos Independientes de Bulgaria sugiere que las personas obligadas por las circunstancias a teletrabajar disfruten de incentivos financieros complementarios que compensen los gastos comunales que estén haciendo.
“Cuesta organizar un puesto de trabajo en el hogar, sobre todo cuando uno vive en una residencia de estudiantes, y es que hay un buen número de estudiantes universitarios que trabajan −señala el experto en Derecho Laboral− . Se refiere también a los padres que han de compaginar la crianza de sus hijos y el trabajo en una habitación de su propio hogar. Los empleadores búlgaros, no obstante, han conseguido autoorganizarse y dar pruebas de su capacidad de aplicar acertadamente el trabajo a distancia. En ello reside parte de las razones para poner sobre la mesa el tema de la organización del horario laboral y el derecho a desconectarse, puesto que compaginar compromisos laborales y familiares es algo que incide en la salud y la psique de quienes trabajan. Son precisamente estas las cosas que habría que recoger adicionalmente en la ley y, además, incorporar la condición de que se respete un descanso obligatorio de doce horas entre una jornada laboral y otra. Esto en Bulgaria se ha dejado que lo organicen los propios trabajadores, lo que inexorablemente ha repercutido en su estado físico y psíquico”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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