Ha comenzado la recogida y almacenaje de las cerezas en los centros de acopio de la región de Kyustendil, que se ha ido afirmando como el cerezal de Bulgaria. Se espera que la recolección de la sabrosa fruta se prolongue hasta mediados de julio. Suman centenares las personas que faenan en los huertos de cerezos, y la campaña de recolección es vigilada las 24 horas por la Policía. Sólo en la región de Kyustendil hay más de 60 puestos de acopio, otro tanto ocurre en las cercanas ciudades de Dúpnitsa y Bóbovdol y sus alrededores, donde esos centros suman más de 200.
La cosecha de este año se presenta como media y por debajo de la media. Por las bajas temperaturas en abril, las variedades tempraneras fueron dañadas y las más tardías tampoco prometen altos rendimientos. El precio de acopio estimado por un kilo de cerezas recogidas es de 40 céntimos del euro.
En la región de Kyustendil las plantaciones de cerezos que fructifican ocupan unas 2.000 hectáreas, y se recolectan por temporada de 5.000 a 6.000 toneladas de fruta. Familias enteras, parientes incluidos, se ajetrean en los huertos. Gente desempleada trabaja a jornal, empleados públicos toman vacaciones para meterse a recogedores y ganarse algún dinero.
Al referirse a la cosecha 2021, Valeri Yovev, concejal y director de una cooperativa agrícola, resume la situación en los siguientes términos: “En honor a la verdad, hay que reconocer que este año no hay mucha cereza. Los cerezos han sido dañados por la escarcha, ha caído en picado el número de los enjambres de abejas. Hace unos 10 o 15 años, al entrar en un cerezal en flor, se oía el zumbido de abejas en derredor, mientras que ahora sólo hay silencio”.
El decano de la fruticultura local, el agrónomo Kíril Dimitrov, que se pasa todo el día en su cerezal de 20 hectáreas, también describe la situación como grave:
”En mis plantaciones la cosecha se sitúa un poco por debajo de la media de rendimientos. En las zonas más bajas la escarcha ha destruido los cerezos. Encima, por estos bajos precios de acopio de 30 a 40 céntimos del euro por kilo salimos perdiendo y poco a poco vamos desistiendo de cultivar los huertos, pese a que las cerezas de la región de Kyustendil son de las mejores del país. Los precios nos están matando”.
Cada año, los fruticultores vislumbran la existencia de un cártel en la compra y colocación de las cerezas de Kyustendil.
”El cártel se organizó hace ya tiempo y el país no está tomando ninguna clase de medidas al respecto. Ya veo cómo iremos destruyendo nuestra fruticultura en los próximos años”, dice, tajante, Kíril Dimitrov, explicando al reportero regional de Radio Nacional de Bulgaria que empresas italianas están comprando la producción a precios bajos. Otro problema que afrontan los productores de cerezas, según Kíril Dimitrov, estriba en conseguir mano de obra suficiente para la recogida de la fruta.
”Muchos recolectores se han ido a países de Occidente, y los que se han quedado aquí piden un precio elevado por su trabajo. Al ofrecerles 0,25 € por kilo de cerezas, vemos luego que el comprador italiano se lo paga a 0,30 € el kilo. Entonces, ¿para qué hacer la recogida? El año pasado dejé 30 toneladas en las ramas de los cerezos y ahora seguramente la fruta volverá a quedarse sin ser recolectada”.
La pandemia de Covid y las trabas a los viajes, ya que las fronteras amanecen ora cerradas, ora abiertas, si bien con una serie de exigencias, constituyen también un problema, señala Borislav Goguev, que dirige una cooperativa y en años anteriores exportaba su producción, pero ahora no hay forma de realizarlo:
”En tres ocasiones exporté fruta al Monasterio del Zografou, en el Monte Athos. También exportaba a Chipre. Transportaba la fruta al Aeropuerto de Sofía, donde había un puesto de acopio de la fruta procedente de todo el país. Las cerezas, en envases especiales, se ordenaban en palés que a su vez se cargaban en un camión. El camión partía al mediodía del viernes y el lunes por la mañana las cerezas ya estaban en Chipre. Actualmente esto ya no existe”.
La cereza es una fruta que reporta, hay beneficios incluso en una cosecha floja y con estos precios bajos, opina Plamen Ilíev, alcalde de uno de los pueblos de la región de Kyustendil, y agrega: ”Esta cosecha no la podemos dejar sin recolectar, ahí colgando de los cerezos. La gente pretende obtener algunos ingresos de la recogida”.
Adaptado por Elena Karkalánova en base a reportaje de Kíril Falin, corresponsal de Radio Nacional de Bulgaria en Kyustendil
Versión en español por Mijail Mijailov
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