Inspirada en el espíritu de Bulgaria que llevan los búlgaros, la cultura y la arquitectura antigua nacionales, Begoña Magraner viajó a Bulgaria como una auténtica exploradora de mundos desconocidos. La joven española ha visitado Bulgaria en varias ocasiones, incluso en el año de la pandemia. Retorna al país por el amor que siente por un búlgaro y por un importante descubrimiento que hizo personalmente: con las antiguas telas tejidas a mano por las ancianas búlgaras se puede elaborar un kimono práctico, moderno, de alta calidad y muy cómodo. Fue cautivada por el encanto del vestido tradicional japonés durante un viaje a Oriente. Desde entonces no la deja en paz la idea de transformar el kimono clásico en una prenda nueva y moderna, y conseguir la calidad de la ropa barata y de uso amplio.
Begoña Magraner suele venir a Bulgaria para buscar más y más de las bellas telas búlgaras. “Los kimonos son un tipo de moda y una verdadera diversión para mí. Toda mi vida he tratado de crear algo nuevo. A pesar de los compromisos profesionales en mi tiempo libre procuro crear algo nuevo”, cuenta Begoña Magraner para Radio Nacional de Bulgaria:
“Para mí todo comenzó con mi gran amor por Japón. En 2019 pasé 11 días en el País del Sol Naciente. Me gustaba comprar ropa durante mis viajes y de Japón regresé con 2 maletas llenas de ropa. Me había comprado 19 kimonos. Muchas de estas prendas son cómodas de vestir pero no en el aspecto original que tienen con las mangas tan anchas. Al mismo tiempo me sentí muy inspirada en las telas búlgaras. He vivido largo tiempo en Bulgaria y entonces compré telas antiguas que ya no se confeccionan. Había reunido muchas telas búlgaras y me dije que durante la pandemia ya había llegado la hora de elaborar prendas de vestir prácticas con estas telas. Además, visito Bulgaria frecuentemente y me divierto mucho aquí. Lo que me gusta es que estas telas fueron hechas a mano hace tiempo y están elaboradas con materiales naturales. Esto ya no se puede encontrar en las tiendas”.
En pos de más telas búlgaras y tiendas de antiguedades, la española visitó el casco antiguo de la ciudad de Plovdiv:
“En Plovdiv hay algo especial. Este es el lugar donde cada vez encuentro tranquilidad. Cada vez que quiero evadirme del tenso día a día en Sofía viajo a Plovdiv. El casco antiguo es un lugar artístico y bello, donde hay muchos museos y establecimientos dedicados al arte”.
Plovdiv y otros bellos lugares de Bulgaria se convirtieron en el fondo idóneo para la vestimenta con matices búlgaros elaborada por Begoña. Aquí la española realiza sus sesiones fotográficas y después difunde las fotos entre sus amigos del mundo entero.
Begoña cree que al vestir un kimono una mujer se siente mejor y más apreciada. La guía la idea de la economía circular, de la moda que permite el reciclaje y la conversión de prendas de vestir o telas antiguas en artículos nuevos.
“No elegí venir a Bulgaria, me trajo el destino. Hace 17 años tenía una vida bien acomodada en Madrid, pero sentía que necesitaba un cambio. Cuando viajaba la estancia en cualquier país me parecía muy breve. Así comencé a trabajar en el Instituto Cervantes y primero me enviaron a Belgrado, después a Manchester, después llegué a Bulgaria, cuenta Begoña Magraner.
Haced siempre lo que os guste: este es el sentido de la vida, nos aconseja Begoña, la española enamorada del Este y de Bulgaria.
Recopilado por Guergana Mancheva
Versión al español de Hristina Taseva
Fotos: Begoña Magraner
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