El pandémico año 2020 ha puesto de manifiesto cuán importante es el asunto de un equilibrio preciso entre la restricción de los derechos de los ciudadanos y la protección de la salud de la población. Se han producido cierres de Estados, imposibilidad de viajar y cruzar fronteras, en algunos países los ciudadanos estaban vigilados en sus salidas diarias de casa. Ahora ha saltado a la orden del día el debate en torno a los “pasaportes verdes” y de la vacunación como un “salvoconducto” para el libre movimiento.
¿Cómo aparece Bulgaria sobre el telón de fondo de los demás países en ese año singular para los derechos de los ciudadanos? Es el tema que analiza el Comité Búlgaro de Helsinki en su informe anual para 2020.
En el documento se resume que las reacciones iniciales de las autoridades de Bulgaria frente a la epidemia de Covid-19 estuvieron “marcadas por el pánico, y en los primeros meses posteriores al surgimiento de la epidemia un gran número de sus actuaciones se proyectaban, básicamente, a infundir miedo. Las medidas antiepidémicas han afectado de modo desproporcionado a los miembros vulnerables de la sociedad búlgara y han provocado disfunción en la labor del sistema judicial, especialmente en los primeros meses, posteriores a su imposición. Aquello privó a los ciudadanos búlgaros de recursos jurídicos internos eficientes para defenderse frente a las violaciones de sus derechos”, se señala en el informe.
“En la última decena de años, el año 2020 ha sido el pésimo para los derechos del hombre. Una de las causas de esto es objetiva, se trata de la pandemia, pero la otra radica en las peculiaridades de la gestión estatal búlgara”, comenta en Radio Nacional de Bulgaria, Krasimir Kunev, presidente del Comité Búlgaro de Helsinki.
“Los derechos del hombre han sido violados en diferentes ámbitos durante la pandemia. Diría yo que no había manera de que no fueran violados pero hubo, además, factores subjetivos, o sea, las actuaciones de las autoridades. Lamentablemente, nos tocó el infortunio de ser gobernados por partidos coaligados de corte neo-totalitario, en la persona de los Patriotas Unidos, por partidos manifiestamente hostiles a la democracia y los derechos del hombre y que obraban activamente por socavarlos”, dice Krasimir Kunev. A su juicio el deterioro en esferas como la libertad de asociarse y la libertad de los medios informativos no se ha debido a la pandemia.
La colaboración de las autoridades búlgaras con las organizaciones internacionales y locales de defensa de los derechos del hombre se deterioró en 2020, constata además el Comité Búlgaro de Helsinki. Según el análisis de éste, Bulgaria ”no cumple sentencias clave del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y por esta razón el Comité de Ministros del Consejo de Europa ha tenido que aprobar varias resoluciones intermedias relativas a causas penales búlgaras. En el transcurso del año 2020 varios órganos dela ONU han ido formulando recomendaciones a Bulgaria, que no han tenido por resultado ningunas medidas legislativas y de otro tipo”.
Hacia comienzos de diciembre de 2020 las sentencias incumplidas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sumaban 165 siendo este número casi igual al registrado en 2019, de 169 incumplimientos. Las oenegés pro derechos del hombre han seguido siendo estigmatizadas como “anti-búlgaras” y de “elementos foráneos”, señala el Comité Búlgaro de Helsinki.
Según el presidente del mismo, en el firmamento político, de momento, no se perfila nada concreto y sólo se ven simples promesas de un cambio en la política en el terreno de los derechos del hombre.
Adaptado por Elena Karkalánova en base a una entrevista de Silvia Velíkova, de Radio Nacional
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES
"Niño búlgaro yo soy, del verdor de nuestras montañas estoy fascinado; búlgaro llamarme es de mi máximo agrado", escribía con orgullo Iván Vazov, el patriarca de la literatura búlgara, en Bulgaria tras la Liberación en 1878. Hoy, un..
Los búlgaros de Besarabia son una parte “indisoluble del cuerpo búlgaro, de la comunidad búlgara espiritual y cultural. Persistirán ya que el lazo entre ellos y nosotros es inquebrantable”, se señala en el único número del periódico Besarabia búlgara..
La vida de los búlgaros en la República Checa es muy ajetreada. Trabajan en masa en distintas fábricas, el trabajo es por turnos, el cansancio se acumula y la gente no quiere viajar a la capital un domingo sólo para poder votar. Así explica Irena..
"Niño búlgaro yo soy, del verdor de nuestras montañas estoy fascinado; búlgaro llamarme es de mi máximo agrado", escribía con orgullo Iván Vazov,..