El joven instrumentista Zhivko Vasilev es originario de la ciudad de Smolan, en el corazón de la montaña de Ródope, y ha crecido con la belleza del folclore de esta región meridional de Bulgaria. El instrumento musical que utiliza para estudiar, desarrollar y conservar la tradición musical rodopiana es el kaval, la flauta pastoril búlgara.
Este talentoso artista suele franquear los límites de los tópicos para embarcarse en diferentes experimentos. Le ayudan en ello su formación musical, la amplia cultura, así como el trabajo con músicos búlgaros y extranjeros. Actualmente cursa estudios en Codarts, una de las universidades más prestigiosas de los Países Bajos, y ha pasado el último año trabajando en su último proyecto.
“Mi nuevo álbum se llama Places –dice el artista−. El título hace alusión a todos los lugares que he tenido la oportunidad de visitar como músico: más de treinta países en varios continentes donde he tenido el placer de actuar en los últimos diez a quince años. Todo lo que he visto en aquellos lugares me ha inspirado a crear los once temas del álbum. En la grabación participaron extraordinarios músicos de jazz de Bulgaria y Europa. Me hubiera gustado que se hubieran unido al proyecto más músicos extranjeros. Desde hace cierto tiempo vivo en los Países Bajos, donde he conocido a instrumentistas excelentes, pero debido a la pandemia no había manera de que se incorporaran. Por otro lado, ha resultado una muy buena razón para tocar en Places con algunos de los músicos búlgaros más talentosos. A pesar de haber empezado en el folclore, siempre me han interesado también otros géneros, decantándome al final por el jazz y la música clásica. En el nuevo álbum hago referencias a la música del mundo, fusiono diferentes estilos. Es la primera vez que escribo música para un conjunto tan grande, en que he incluido también instrumentos de cuerda. He plasmado mi „viaje” por el mundo en un cuadro musical polifónico y variado”.
Uno de ellos es el reconocido bajista colombiano Juan García Herreros, con quien grabó un disco hace unos años. Además han participado en el Festival de Jazz de Bogotá. Últimamente, toca con el grupo neerlandés Arifa, pero aclara sonriendo que los demás músicos son de Turquía, Alemania, Hungría y ninguno de Países Bajos.
¿Y qué piensan sus compañeros de otras nacionalidades sobre el instrumento tradicional búlgaro: el kaval?
„A los extranjeros el kaval les ha parecido invariablemente algo exótico. Lo que pretendo es convertirlo en un instrumento popular. Toco música barroca y clásica en el kaval, lo que no es fácil, ya que sus capacidades son limitadas a diferencia de las de los instrumentos clásicos. Procuro desarrollar al máximo las cualidades y el potencial del kaval, hasta he empezado a modificarlo. Mi tío y yo hemos diseñado un kaval de cristal. Tiene un timbre muy interesante y voy a agregarlo a mi gran colección de tales instrumentos”.
El álbum Places fue grabado еn la Escuela Nacional de Música de Sofía y se espera que sea presentado en varios festivales de jazz y escenarios musicales.
Fotos: archivo personal
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