El 10 de febrero, la Iglesia Ortodoxa Búlgara rinde homenaje a san Caralampio el Taumaturgo de Magnesia.
Según la creencia popular, san Caralampio es el dueño de las enfermedades, principalmente de la peste. Se le considera santo patrono de la miel y los apicultores, porque cuando fue preso y sometido a crueles torturas sanó sus heridas con miel.
En este día, la gente lleva miel a los templos, que se consagra y se conserva durante todo el año como cura para el sarampión, las erupciones cutáneas y otras enfermedades. Para la festividad, se amasan hogazas, que se untan con miel y se reparten por salud.
Los apicultores búlgaros celebran este día como su fiesta profesional de invierno.
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