Hasta el día de hoy, los búlgaros no nos olvidamos de poner al menos un juguete nuevo en el árbol de Navidad, porque se cree que esto trae buena salud y suerte.

Inicialmente, en estas latitudes los arbolitos de navidad se decoraban con manzanas, nueces, palomitas de maíz y guirnaldas de papel de colores, y más tarde aparecieron los juguetes navideños de cristal. El árbol de Navidad se convirtió en uno de los símbolos más importantes y queridos en el país después de abolirse del yugo otomano en 1878, cuando los ritos de Navidad y Año Nuevo en Bulgaria comenzaron a europeizarse.

Los bailes a la europea, el envío de tarjetas de felicitación con votos de salud, felicidad y amor y, por supuesto, los regalos que más disfrutaban los niños se convirtieron en una parte integral de las fiestas. Un elemento largamente esperado de la magia de Navidad y Año Nuevo eran los “juguetes de fuego” que explotaban resplandecientes en el cielo. Así llamaban a la sazón los fuegos artificiales.

Para conocer de quién fue obra el primer gran árbol de Navidad privado de la capital búlgara y cuándo el árbol navideño ganó terreno en la vida urbana de este país, acceda al artículo “¿Cuándo se encendieron las luces del el primer árbol de Navidad en Bulgaria?” de la colección de Radio Bulgaria.