Acabamos de despedir el año 2020 con alivio y, a la vez, con la esperanza de divisar un rayo de luz al final del túnel. La pandemia de Covid−19 no es solo una advertencia, sino también una oportunidad para que la humanidad se prepare para desastres aún más graves, dan la voz de alarma numerosos científicos. Algunas de esas calamidades ya se avecinan como, por ejemplo, el calentamiento global, el culpable, según muchos, de la propagación de la infección.
¿Qué cabe esperar en un futuro inmediato?
En el último año, la humanidad ha dado un salto enorme en su desarrollo. Pero, ¿habrá sido por el bien de los humanos? Debido al cierre forzoso, millones de personas se fueron mudando al mundo virtual y la inteligencia artificial se ha convertido en factor básico del día a día. Internet, más y más aplicaciones nuevas para incorporar a los teléfonos inteligentes, impresión 3D de órganos humanos, niños de diseño y coches inteligentes dan la impresión de que se esté viviendo ya en el futuro.
Los medios sociales con sus algoritmos nos han metido en la trampa de las llamadas cámaras de eco empeñados en ofrecernos los contenidos que estamos buscando.
”A pesar de estar navegando en un mar de datos, lo que la Red nos ofrece es una información seleccionada que no hace sino consolidar nuestra propias ideas. Esto en la práctica nos priva de pluralismo y aporta a la difusión de noticias falsas y teorías conspirativas”, dice la Dra. Mariana Tódorova de la Academia de Ciencias de Bulgaria, que actualmente es la única futuróloga de Bulgaria.
Es cosa ardua predecir el futuro. Sucesos como la caída de un meteorito, encuentros con extraterrestres y terremotos entre otros resultan imprevisibles. En cambio, son capaces de dar al destino de la humanidad un giro de 180 grados. Los futurólogos han dado en llamar estos acontecimientos “cisnes negros”.
Sin embargo, la pandemia de Covid−19 no es un “cisne negro”.
¿Por qué? Los científicos llevaban años advirtiendo sobre un peligro de este tipo. Opinan que en un futuro próximo cabría esperar una infección aún más demoledora.
”La alternancia de estados de cierre con su supresión hasta llegar a domeñar el virus acarrea alteraciones persistentes en la psique humana. La gente se ve privada de sus vivencias más genuinamente humanas. El confinamiento, la irrupción de las tecnologías, la engañosa sensación de ubicuidad y de vida a plenitud −pero sin hacerlo sensorialmente con nuestro cuerpo− , viajando, moviéndonos y comunicándonos cara a cara con los demás humanos, tienen por resultado un estrés traumático”, comenta la Dra. Tódorova.
La inteligencia artificial parece ir camino de incidir en nuestra esencia humana.
En 2020, la compañía de Elon Musk marcó el comienzo de una serie de intentos por fusionar el cerebro humano con un sistema de nubes vía nanopartículas electromagnéticas. ¿Se estará aproximando acaso el momento en que los humanos nos vayamos a fundir con las máquinas y que éstas nos vayan a comenzar a controlar?
“Los proyectos en que actualmente se está trabajando van orientados a lograr una inteligencia súper artificial general y común −explica la Dra. Tódorova− . Una inteligencia capaz de desarrollar un pensamiento, es decir, tener autoconciencia de sí mismo como una unidad independiente y que sería una esencia capaz de rivalizar con los seres humanos. Se trata del llamado punto de singularidad. Los científicos auguran que esto ocurrirá en los años 2040 a 2050”.
En un futuro inmediato, el dilema esencial que afronte la humanidad será de naturaleza eminentemente ética y filosófica.
“Es así porque nos empeñamos en crear una esencia como la nuestra, una esencia que no habrá vivido una evolución, que no será biológica. Ha llegado el momento de decidir si hemos de desarrollar la inteligencia artificial como un conjunto de servicios en la medicina, en la educación, en el ejercicio de las diferentes profesiones, en las ciencias espaciales. Hay que ver si no será mejor limitar el trabajo tendente a la creación de una inteligencia común, similar a la nuestra, porque de lo contrario no seríamos capaces de controlar la situación”, concluye diciendo la futuróloga Mariana Tódorova.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Pixabay, Iván Ruslanov
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