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La reforestación espontánea, una cura natural para los bosques de Bulgaria

Foto: Pixabay

Hace dos o tres milenios los bosques en Bulgaria cubrían más del 80% de toda la extensión de este territorio. A lo largo de los años, estas enormes extensiones boscosas fueron siendo taladas paulatinamente para convertirse en tierras de cultivo agrícola y pastizales. Así, a comienzos del siglo pasado, Bulgaria contaba con apenas un 15% al 20% de áreas de bosques. Gracias al trabajo voluntario, los esfuerzos de los silvicultores y las reforestaciones efectuadas cada año, los bosques nacionales se van recuperando poco a poco.

En la época actual, y sobre todo en los últimos treinta años, en el lugar que ocupaban tierras de cultivo agrícola abandonadas han ido reapareciendo centenares de miles de hectáreas del bosque nacional. Constituyen casi una décima parte de la extensión total de las áreas boscosas, pero afrontan la amenaza de talas motivadas por la oportunidad para los dueños de esas tierras de recibir subsidios europeos.

”Es cada vez mayor el número de los agricultores y arrendatarios de tierras agrícolas municipales que vislumbran una oportunidad de lucrarse con facilidad −aclara a Radio Nacional de Bulgaria Alexándar Dunchev, experto en políticas forestales− . Simplemente se ponen a desbrozar los pastizales y tierras en reforestación espontánea y obtienen dinero rápido, lo que, sin embargo, acarrea la destrucción de estos bosques espontáneos de una forma indiscriminada y con frecuencia ilegal”.

Las tierras a menudo habían sido abandonadas porque no se prestaban a la labranza. Después de la forestación espontánea, los árboles van siendo talados, pero la tierra no se usa para pastizales o la siembra de cultivos. Según la Ley de Bosques vigente, la incorporación de estas tierras a territorios boscosos se produce tras una petición por parte de sus dueños en la que éstos dejan constancia de si desean que sus tierras se reclasifiquen. Si los propietarios pretenden usarlas como tierras agrícolas, se les plantea un plazo trienal con la condición de mantenerlas desbrozadas y limpias. En caso de no hacerlo, su estatuto cambia automáticamente. En la práctica, resulta que el Estado está alentando la tala de estos bosques espontáneos. Son asimismo frecuentes los casos en que los dueños hacen ilegalmente el desbroce de sus tierras en la forma que más les convenga sin notificárselo a las instituciones competentes. Para poner freno a esas talas, urge que el Estado encuentre un equilibrio entre el interés del dueño de estas tierras y los beneficios públicos de las mismas. También importa la respectiva evaluación pericial de cuál territorio agrícola merece ser conservado como tal y cuáles tierras convertir en bosques.

”Actualmente, estas reforestaciones espontáneas de extensiones agrícolas abandonadas constituyen de hecho una forma de cura de las heridas de la naturaleza, que va recuperando sus áreas forestales. El problema es qué hacer con este tipo de bosques que no son pocos: si talarlos para recibir subsidios por unos pastizales pelados, muy a menudo sobre suelos en erosión, o bien buscar alicientes financieros para protegerlos. Al incrementar la extensión de sus áreas boscosas, Bulgaria va cumpliendo los objetivos mundiales para el rescate de los recursos hídricos y la mitigación del cambio climático”, remacha Alexándar Dunchev.

Adaptación: Darina Grigórova

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: Pixabay, archivo, Ani Petrova



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