La disminución en el monto del dinero que los emigrantes remiten a su patria tendrá efecto demoledor en una serie de países de la zona de Europa del Este y Asia Central, augura el Banco Mundial (BM). Los expertos vaticinan una bajada del 16% de las remesas enviadas desde el extranjero, hecho que conducirá a una reducción del consumo en esos países. A Bulgaria se le ha asignado el quinto puesto entre los países de la región en términos de remesas de emigrantes. Según estimaciones del BM, su cuantía a finales de diciembre no superará los 2.100 millones de dólares, resultando inferior en casi 200 millones a la cifra registrada en 2019.
Basándose en datos facilitados por el Banco Central de Bulgaria, el economista Gueorgui Ánguelov calcula que hasta el momento el monto del dinero enviado por los emigrantes búlgaros ha mermado en un 60%. En una entrevista con Televisión Nacional de Bulgaria, el experto ha precisado que existe una diferencia acentuada entre las sumas remitidas por emigrantes permanentes y por los que se desempeñan como temporeros. Con respecto a los de la primera categoría, el economista ha comprobado un descenso de las sumas de más del 90% en la pasada primavera y que hasta el momento casi no se ha producido recuperación alguna. De modo que si en un año normal el dinero enviado a Bulgaria ronda los 100 millones de euros al mes, ahora están llegando un poco más de 10 millones de euros mensuales.
Es otra la situación con los recursos provenientes del empleo estacional, es decir, de las personas que trabajan como temporeros en otros países, de los camioneros del transporte internacional por carretera, etc. ”Con ellos también se produjo un desplome en la primavera, pero en el último par de meses se viene notando una recuperación significativa”, ha señalado el economista, aduciendo cifras concretas: 20 millones de euros al mes han sido transferidos en remesas a Bulgaria durante el primer cierre en primavera, y ahora la cuantía frisa los 60 millones mensuales.
Los datos indicativos de una recuperación rápida están siendo avalados asimismo por las estadísticas de los búlgaros que viajan al extranjero: en los pasados meses de agosto y septiembre, cada mes medio millón de personas viajaron al extranjero.
Las remesas de los emigrantes inciden de manera palpable en el consumo interno de Bulgaria, que en la pasada primavera sufrió un duro varapalo. ”Hubo una bajada del 20% de abril a junio, y un tercio de este descenso se explica por la disminución del dinero enviado por los emigrantes“, puntualiza Gueorgui Ánguelov. Sin embargo, durante el verano del año en curso se registró una tendencia de recuperación rápida.
El inminente segundo cierre, parcial, en Bulgaria, al igual que los decretados en gran número de países europeos, mueve a los expertos a augurar un duro invierno. Las esperanzas se depositan en la primavera de 2021, cuando se prevé una reducción de la morbilidad y un nuevo repunte de las economías.
Adaptado por Elena Karkalánova
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo, BGNES
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