Las estadísticas sobre la incidencia de Covid−19 en Bulgaria y en todo el mundo son extraordinariamente variables, marcando constantes altibajos. Es igual de imprevisible y plagada de interrogantes la crisis económica generada por la pandemia a nivel global y local. En este contexto, se han ido multiplicando los comentarios sobre las secuelas económicas en Bulgaria tras el tórrido verano político, y los toques optimistas en las conclusiones de los expertos van cediendo cada vez más terreno al realismo.
“Para cuantificar las pérdidas sufridas hasta el momento por la economía búlgara y procurar recuperarnos del atraso del país frente al resto de países de Europa del Este, hemos tenido que estructurar la capacidad indispensable −explica en entrevista con Radio Nacional de Bulgaria Atanás Pekanov, economista del Instituto de Investigaciones Económicas de Austria, doctorando y profesor de la Universidad de Economía de Viena− . En la actualidad presenciamos determinadas sugerencias de que el PIB de Bulgaria nunca antes había sido más alto y que los ciudadanos de este país jamás habían sido más ricos, lo que desde el punto de vista económico resulta ofensivo para el público, porque esta tendencia siempre es cierta en años sin crisis”.
Por lo que se refiere al atraso, se vuelve éste patente en el análisis del Prof. Plamen Nenov, de la Escuela de Negocios de Noruega. A su juicio, si Bulgaria se compare con un país de control −en este caso Rumanía− , se notará lo siguiente:
”Con Rumanía hemos arrancado desde una trayectoria igual, muy similar en los años 2007−2008−2010, pero en la última década nos hemos rezagado extraordinariamente −explica Atanás Pekanov− . Debemos darnos cuenta de que por haber perdido años seguidos, nos hemos vuelto más vulnerables a las conmociones económicas actuales”.
Los informes anuales de la Comisión Europea a menudo hacen referencia a lo bajos que son los ingresos en Bulgaria y a cómo éstos no consiguen recuperar el retraso del país. Esto es indicio de que Bulgaria debe acometer la recuperación desde una dura posición de partida. Es apenas después cuando se debería pronosticar si determinados grupos concretos podrían beneficiarse de la ayuda del Estado para sobreponerse a la crisis. Las medidas de apoyo, según el experto, han de ajustarse a tres criterios: ser acertadamente encauzadas, resultar oportunas y tener carácter temporal.
Amén de a las medidas económicas, es necesario prestar atención a las de prevención para frustrar un nuevo parón de la actividad económica caso de dispararse el nivel de la morbilidad y de decretarse medidas antiepidémicas más rigurosas. A juicio de Atanás Pekanov, Bulgaria debe imitar el ejemplo de Austria, donde el Gobierno, sin la existencia de una ley oficial a tal efecto, ha llamado a los ciudadanos a seguir teletrabajando, siempre y cuando la naturaleza de su labor lo permita.
“En Bulgaria, en los meses de verano, que transcurrieron con calma relativa, se tenían que haber tomado medidas capaces de preparar a una buena parte de los sectores para vivir un próximo año de relativa normalidad −comenta Pekanov− . Si la complicación de la situación epidémica requiere nuevos confinamientos en instituciones educativas y de otro tipo, se debería actuar por que ello no tuviese consecuencias persistentes para la gente joven. Hay que enfatizar en la evolución de nuestras habilidades digitales, hecho que permitirá que también sectores al margen de la industria de TI comiencen a trabajar de forma remota“.
Versión en español por Mijail Mijailov
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