A pesar del indiscutible potencial que tiene para el cicloturismo, Bulgaria permanece en la periferia de las tendencias mundiales en este ámbito. Las razones de ello son a primera vista contradictorias. Por un lado, Bulgaria es un paraíso para los amantes de la naturaleza y los aventureros, y las travesías en bicicleta son su manera preferida de alejarse de la ciudad y sumergirse en el abrazo de las montañas. Estas personas combinan los recorridos en bicicleta por Bulgaria con el turismo rural, el rafting, la observación de aves y todo un abanico de emociones que les ofrece la conservada naturaleza búlgara.
Por otro lado, sin embargo, la mala infraestructura, junto con otras irregularidades, obstaculiza el desarrollo de este lucrativo nicho turístico. A juicio de Lubomir Popyordanov, fundador de la Asociación Búlgara de Turismo Alternativo (BAAT, por sus siglas en búlgaro), Bulgaria es un destino prefecto para el ciclismo en montaña, porque no se necesitan rutas especiales, se utilizan caminos de tierra o senderos peatonales. Los aficionados a la bicicleta de montaña en Bulgaria se orientan mediante GPS y con la ayuda de plataformas especiales en Internet. “Estas personas viajan para experimentar una vivencia, para aprender algo nuevo, y las montañas en proximidad a Sofía, así como las sierras Ródope, Pirin, Belásitsa y Ograzhden son ideales para este fin”, afirma Lubomir Popyordanov.
Sin embargo, este no es el caso del ciclismo de carretera. En este ámbito Bulgaria se rezaga a años luz de Europa. La razón es clara: las carreteras descuidadas y la falta de política estatal orientada en este sentido.
„La principal demanda en el mundo es el ciclismo de carretera, pero prácticamente no tenemos una buena oferta para esta modalidad −afirma Lubomir Popyordanov− . El ciclismo de montaña, en el que Bulgaria dispone de grandes posibilidades, ocupa apenas entre el 5 y el 8% del total del ciclismo en el mundo, una proporción que no está a nuestro favor. En estos momentos, en el sector acceden también las bicicletas eléctricas, para que las personas con limitadas posibilidades pueden escalar cuestas ligeras”.
En cuanto a las travesías en bicicleta por carretera, Lubomir Popyordanov recomienda la ruta entre las ciudades de Etropole y Elena, en la Cordillera de los Balcanes, donde el revestimiento de la carretera está en muy buenas condiciones, el tráfico no es intenso y el paisaje es sumamente hermoso. Es agradable también el carril bici de cinco kilómetros en el Valle de las Rosas entre la aldea de Enina y la ciudad de Kazanlak.
Y ¿qué se puede decir del tramo búlgaro de la ruta europea EuroVelo 6, que pasa también por la orilla búlgara del río Danubio?
“Lamentablemente, cuando entran en territorio búlgaro, los ciclistas se topan con carreteras deterioradas, desaparecen los letreros, etc.”, dice Lubomir Popyordanov. Junto con sus compañeros de BAAT, propone promover un Biciplan Nacional para Bulgaria.
“En Bulgaria no hay entendimiento sobre este tipo de turismo. Para él todavía no hay señalización. La idea de la estrategia ciclista nacional es esta: poner algún tipo de señalización y letreros en todo el país. Hace falta también enmendar algunas disposiciones de la Ley de Tráfico para que los ciclistas en Bulgaria se sientan seguros.
Las travesías en bicicleta deben desarrollarse junto con el turismo de campismo, un tema que el Ministerio de Turismo y todos los círculos de cabildeo en Bulgaria se obstinan en ignorar.
“Obviamente, la crisis del coronavirus nos da una gran oportunidad para revalorar los esfuerzos y las inversiones hechas en el sector hasta el momento y darnos cuenta de que el futuro está en el turismo alternativo, que está próximo a la gente y trae beneficios a las comunidades locales y no a un puñado de inversores”, concluye diciendo Lubomir Popyordanov.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: Veneta Nikolova y BGNES
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