Se vuelve cada vez mayor el número de los búlgaros residentes en el extranjero que respaldan las protestas antigubernamentales en Bulgaria, que ya abordan su decimosegunda jornada en todo el país. Los búlgaros en el extranjero también insisten en que se escuche su voz, se están organizando en las redes sociales y dejan patentes sus deseos de cambio. Berlín, Bruselas, Viena, París, Londres, Copenhague, Barcelona y La Haya sólo son una parte de las urbes en que compatriotas nuestros han alzado su voz de apoyo a las protestas en Bulgaria.
Gabriela Béncheva es la coordinadora de la primera protesta en Núremberg, ciudad del sudeste de Alemania, organizada el 19 de julio. Lleva residiendo 9 años en esa ciudad, en la que ha culminado estudios secundarios y universitarios. Actualmente esta jurista de 25 años trabaja y se forma en el l tribunal de Núremberg. Opina que las reivindicaciones de los búlgaros residentes en Alemania no difieren de las de los búlgaros en Bulgaria y en otros países del mundo, reivindicaciones que reclaman la dimisión del Gobierno y del fiscal general de Bulgaria.
Esta búlgara joven estima, tajante, que los culpables también tienen que verse metidos entre rejas. Dice que es cada vez mayor el número de los búlgaros deseosos de retornar a la patria pero que se resisten a hacerlo con el actual gobierno en el país. ”No nos hemos ido de Bulgaria porque que los gobernantes nos hayan obligado a emigrar −enfatiza Gabriela− . Nosotros queremos vivir en Bulgaria”. Para ella es éste el mensaje más importante que debe llegar a todo el mundo. La renuencia del Ejecutivo a dimitir resude en el argumento que esgrime de que ahora no es el momento para unas alecciones anticipadas vista la crisis económica que se va avecinando a consecuencia de la pandemia de Covid−19. Una serie de analistas destacan asimismo que con la inexistencia de una alternativa política no hay manera de que se produzca un cambio del modelo. Estos argumentos, empero, no son capaces de poner freno a la oleada de descontento que se va apoderando asimismo de los búlgaros residentes en el exterior. Para una buena parte de éstos ya se ha llegado al umbral de tolerancia y es hora de que haya un cambio político radical, dice contundente Gabriela Béncheva, y agrega:
”Personas de buen nivel educativo, gente inteligente, se vuelcan a la calle y quieren que su voz sea oída −dice− . Cada uno de nosotros puede ser una parte del nuevo modelo, y no hay que permitir que el Gobierno actual siga en el poder. Si es relevado por otras personas que vuelvan a despertar nuestro descontento, volveremos a protestar hasta que demos con las personas instruidas e inteligentes, bien capaces de gestionar un Estado. ¿No podrían ser ellas, acaso, jóvenes que se hayan formado en el extranjero y sean capaces de ser exponentes de una mentalidad nueva? ¿Acaso no podría ser ésta una de las soluciones?”
Desde hace 30 años ningún modelo de gobierno ha sido capaz de retener a la gente joven en Bulgaria. ¿Cuáles de las prioridades del Gobierno podrían ahora persuadir a estos jóvenes a que regresen a Bulgaria?
“Tal prioridad sería la democracia ya que, por lo que veo y compruebo, no estamos viviendo en una democracia. Las leyes han de ser enmendadas de forma tal que se ajusten a la democracia y que tengamos la certeza de que no exista corrupción. Hay que enfatizar en la Educación y la Sanidad Pública. Importa proteger a la población y, paso a paso, enfilar un rumbo, que, sin embargo, habrá de ser social. Como jurista, lo que para mí es de suma importancia es la transparencia. Cuando tenía 16 años yo pretendía ver cómo iban las cosas en el extranjero, cómo vivía la gente allá, cómo era su mentalidad. Ahora tengo 25 años, me he graduado en derecho. A esta edad tengo deseos de retornar a Bulgaria y aportar algo a mi patria. Haré todo lo que de mi dependa”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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