El papel del mediador sanitario es el de ser el vínculo entre las comunidades vulnerables de las minorías y los servicios sanitarios y sociales. Por su especificidad, esta profesión no es lo suficientemente atractiva pero al iniciarse uno en su desempeño ve que esto se convierte en algo más que una profesión para el ser humano. Al comienzo tenía mis dudas. Sin embargo, si ahora se me volviera a proponer que fuera una medidora sanitaria no lo pensaría dos veces, dice Remziye Hasanova del pueblo de Rakovski, en la región de Razgrad. Es uno de los más de 200 mediadores sanitarios en Bulgaria.

El comienzo de la mediación sanitaria en el país se remonta al año 2001, cuando se ejecutó en forma de proyecto piloto un proyecto tendente a mejorar el acceso de los gitanos a las unidades de asistencia médica y social en la ciudad de Kiustendil. Desde el año 2007 ser mediador sanitario es una profesión que tiene asignado presupuesto por el Estado y los nombramientos los efectúan los municipios, explica Remziye Hasanova, de 61 años de edad. Tiene dos hijos y cuatro nietos. Cuenta con 38 años de antigüedad laboral, de los cuales lleva 12 ejerciendo como mediadora sanitaria. Habla de su trabajo actual con mucho cariño. Señala que en 2006 se presentó a un concurso organizado por la fundación “Problemas sanitarios de las minorías” y fue aprobada para esta labor. Participó en un curso de formación, al término del cual se le extendió un certificado que la acreditaba para ejercer esta profesión y desde aquel momento viene trabajando como mediadora sanitaria. Tiene su puesto de trabajo en la alcaldía del pueblo de Rakovski y todos los miércoles, conforme su horario, se traslada a la vecina ciudad de Razgrad.

Me esfuerzo por elevar la cultura sanitaria y el grado de información de la población sobre temas importantes para la comunidad. Trabajo en casos individuales, así como también con grupos de personas. Les doy información e incito a mujeres encintas y mamás jóvenes carentes de seguros sanitarios a que se sometan a chequeos médicos gratuitos, cuenta Remziye. Agrega que tiene por cometido informar a la sociedad sobre la necesidad de las vacunaciones y también se incorpora a campañas nacionales de vacunaciones extra.

El trabajo de las personas como ella consiste en ayudar y facilitar el acceso a los servicios sanitarios y sociales de todas las personas en situación desaventajada. Remziye asegura tajante que como mediadora sanitaria conoce los problemas específicos de la comunidad en cuyo seno se desempeña, por ser una más de esas personas. Para el éxito de su labor son importantes las buenas relaciones de colaboración con las instituciones sanitarias y sociales a nivel local, con los especialistas médicos y los centros sociales que trabajan en la comunidad.

Puedo asegurar sin miedo a equivocarme que la gente confía en mí y está agradecida conmigo, y de ello me siento orgullosa. Me siento útil e importante, confiesa Remziye Hasanova. No omite decir que la gente acude a consultarle sobre cualquier asunto y a cualquier hora.

A veces se me solicita al término de mi jornada laboral, también los fines de semana. No rehúso nunca ofrecer mi ayuda, dice la mediadora. A pesar de parecer a simple vista elementales y triviales, los problemas resultan muy importantes para la gente. Cuando llega la época de cursar solicitudes para acceder a subsidios para la calefacción, mi jornada empieza con colas de personas delante de mi puerta aguardando a que les rellene las solicitudes, dice Remziye. Solicitada por la gente, admitida en sus hogares y problemas, ella ha abrazado su profesión como una causa noble y humanitaria.

Al encarar a personas que me sonríen entiendo que me dan una valoración positiva, que he hecho bien mi trabajo. Me gusta mi profesión, la ejerzo de buena gana y acudiré cada vez que me soliciten, porque lo más importante es ayudar a la gente, obrar el bien, resume la mediadora sanitaria.

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: Sadet Safet y archivo personal