Una alfombra de mosaico antiguo de una variedad de formas y colores, pequeñas piedras de mármol dispuestas artísticamente en las paredes de casas romanas, restos de edificios públicos... Tales ejemplos del sofisticado arte romano han sido encontrados en varios lugares del territorio de Bulgaria. Son un patrimonio cultural de gran valía que requiere muchos recursos y cuidados para ser preservado para la posteridad. En la mayoría de los casos, los mosaicos están a la intemperie, en zonas despobladas, y trasladarlos a los museos es una tarea ardua y a menudo imposible de realizar.
La estética del antiguo revestimiento de piedra, con las figuras y miniaturas representadas en él, desde hace tiempo excita la mente de Katya Lékova, química y profesora universitaria, pero también conocedora de las obras de arte clásicas. Conociendo por propia experiencia el esfuerzo e inspiración que invierte el artista creando una obra, no quiere siquiera imaginar que algún día obras maestras de la Antigüedad, como los mosaicos, puedan desaparecer de las tierras búlgaras. Dedica gran parte de su tiempo y recursos personales a recorrer y fotografiar sitios donde se pueden ver incluso fragmentos pequeños de mosaicos. Después de sacarles fotos, trata de plasmarlos de manera creativa y con una técnica especial sobre el vidrio. Para la artista autodidacta representa un gran desafío lograr la durabilidad y la calidad de las imágenes.
Anteriormente ya he trabajado en vidrio, reproduciendo fragmentos de cuadros de Vladimir Dimitrov−El Maestro, Monet, los impresionistas. He hecho pinturas de tonos brillantes, con colores especiales que agregan una exuberante riqueza y colorido a la imagen. Gracias a mi experiencia profesional como química, he logrado una imprimación consistente que aplico en el vidrio sobre el que dibujo los mosaicos. Es así cómo llegué a convertir mi amor por el arte y en particular por los mosaicos romanos en mi misión. Como profesora universitaria, estoy rodeada de gente de intereses universales, pero cuando hablaba de mosaicos, mis compañeros decían no saber nada sobre el tema. Entonces decidí que valía la pena popularizarlos y encontrar una manera de mostrar al mayor número posible de compatriotas lo que tenemos en nuestro país, porque no todas las personas tienen la posibilidad de viajar y ver los mosaicos romanos conservados. Personalmente, estoy muy impresionada con la antigua villa Armira cerca de la ciudad de Ivaylovgrad, en el sur de Bulgaria.
El año pasado Katya Lékova visitó un foro con una exposición del Capitolio de Roma en el Museo Arqueológico de Sofía y quedó impresionada por la muestra fotográfica de los mosaicos de las tierras de Bulgaria. Esto le permitió familiarizarse con los lugares donde se conservan.
Ahora me estoy preparando para participar en abril en un foro internacional en Plovdiv relacionado con nuestro patrimonio cultural. Presentaré un mosaico recreado en vidrio del que hice algunas fotos cuando visité la isla de Sicilia.
Es un mosaico similar a los nuestros porque los mismos maestros artesanos trabajaron en tierras búlgaras. Cuando hablamos de historia, los búlgaros solemos referirnos más a los cinco siglos de dominio otomano y, de esta manera, omitimos darnos cuenta de la herencia que guardamos de la Antigüedad. Cuando observo los mosaicos conservados en Devña, Plovdiv, Stara Zagora, Sofía, etc., pienso siempre en lo mucho que debemos enorgullecernos los búlgaros.
Versión en español de Daniela Radíchkova
Fotos: katyalekova.com
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