Bulgaria es un país situado en el Sudeste de Europa, zona en que se presume la existencia de un clima más benigno, de mayor número de días de sol y de calor, y que raramente pueda surgir la necesidad de una calefacción complementaria de los hogares y las oficinas de trabajo. La verdad, sin embargo, es que Bulgaria se encuentra en la Península Balcánica y que el propio adjetivo que caracteriza a ésta, Balcan, o sea sierra montañosa- implica que es un país montañoso y que a menudo, desde sus montañas llegan el frío, la lluvia y la nieve. Por estas razones el clima de Bulgaria está definido como continental de cuatro estaciones bien mercadas, pese a calentamiento global del planeta. El invierno por estas latitudes es un invierno por excelencia, las temperaturas bajas frecuentemente por debajo del cero, hay lluvias y nevadas. Así, por lo menos durante un período de 4 a 5 meses resulta imposible prescindir de calefacción en las viviendas y los centros de trabajo.
No obstante ello, según la estadística de la Eurostat, un 33,7% de los búlgaros en el año 2018 no pudieron contar con una calefacción adecuada. Se trata del porcentaje más elevado en toda la UE, en la que sólo un 7% de las personas han señalado tener problemas con el pago de la factura de calefacción. Con todo, es cierto consuelo comprobar que en la última docena de años se ha ido reduciendo notablemente el número de los búlgaros sin calefacción o con una calefacción insuficiente. Es que en el año 2006 sumaron casi un 70% los búlgaros que manifestaban no poder calentar suficientemente sus hogares, y, en 2017, este porcentaje bajó al 36,5%.Este descenso del número de quienes sufren frío quizás se deba asimismo a medidas de las instituciones sociales para ofrecer ayudas a los menesterosos. Se trata en concreto, de la Agencia de Ayudas Sociales, que otorga a esas personas subsidios para la calefacción. En los últimos años el número de esas personas ha ido en aumento para llegar en esta temporada de calefacción a 253 000 almas, de una población inferior a los 7 000 000 de habitantes.
En la citada Agencia han calculado que las órdenes emitidas a los efectos de la concesión de subsidios para la calefacción han aumentado un 17%.A los hogares cuyas solicitudes quedan aprobadas se les conceden, para los cinco meses del período de calefacción, un total de 240 euros por cada hogar. Con este dinero la gente compra leña, carbón, pellets o briquetas, combustibles todos ellos que generan gran cantidad de cenizas y segregan finas partículas de polvo que contaminan el aire. Esto es especialmente válido para las localidades menores y las aldeas del país en las que para la calefacción sólo se pueden utilizar combustibles sólidos o corriente eléctrica ya que en esos núcleos poblacionales no hay instalaciones de calefacción central ni de gas, excepto en bombonas. Calentarse con electricidad sale demasiado caro, en tanto que el gas en bombonas exige proveerse constantemente de bombonas llenas e instalar equipamiento costoso. De esta manera, en invierno, las pequeñas localidades y las aldeas búlgaras, de por sí lindas y pintorescas, presentan una polución atmosférica por finas partículas de polvo, que es de las más graves a nivel nacional. Esta contaminación, amén de cualquier otra cosa, está en flagrante contradicción con las ideas y los requisitos del llamado Pacto Verde de la UE, según el cual, hasta el año 2050, las emisiones netas de carbono al aire deberán quedar reducidas a cero. El primer ministro, Boyko Borisov ha procurado apaciguar los ánimos en el país con respecto a este problema diciendo que Es un éxito el hecho de que en el pacto de neutralidad de carbono, que significa emisiones cero hasta el año 2050, cada país pueda fijar solo su mix energético. Borisov ha resaltado lo importante que es conceder el tiempo indispensable para que los procesos transcurran con fluidez y no queden perjudicados ni el mix energético ni los mineros y demás trabajadores en el sector de Energía de Bulgaria. Sin embargo, son muchos los observadores, analistas y expertos que coinciden en señalar que se trata de un problema de peso para Bulgaria y ya van alzando la cabeza los adversarios de este pacto en el país. Los dirigentes de la Confederación de Sindicatos Independientes de Bulgaria, una de las dos mayores centrales sindicales de este país, ha expresado abiertamente que Bulgaria resultará el país miembro de la UE más perjudicado por el llamado Pacto Verde, teniendo, obviamente, en cuenta el cierre de las minas hulleras en el complejo “Maritsa Este“ y de las tres centrales termoeléctricas que emplean lignito de estas minas, lo cual dejará sin empleo a decenas de miles de búlgaros. Si a lo anterior agregamos los recursos que necesitarán los hogares búlgaros para proveerse de aparatos e instalaciones de calefacción no contaminantes y muy costosos, el problema cobrará dimensiones amenazantes y su solución será puesta en tela de juicio.
Versión en español por Mijail Mijailov
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