Una de las condiciones de Sofía para que dé su respaldo a la integración de Macedonia del Norte en la UE es que los medios informativos de ese país abandonen el lenguaje del odio con respecto a Bulgaria. En el Tratado de Buena vecindad, Cooperación y Amistad suscrito entre los dos países se expresa que los medios informativos de ambos se esforzaran en este sentido. ¿Cómo ha de producirse esto? Es la pregunta que Radio Bulgaria ha hecho a dos periodistas considerados decanos en este tema: el periodista búlgaro Kosta Filipov y Vladimir Perev, periodista macedonio. He aquí sus respuestas.
Hay que abrir puestos de corresponsales, al menos de los medios informativos públicos, en Macedonia del Norte y en Bulgaria, dice Kosta Filipov. El último puesto de este tipo de Radio Nacional de Bulgaria en Skopje fue clausurado en 2011. Cerré la puerta con llave y arrojé ésta lejos, en las aguas del río Vardar. Este hecho evidencia la falta de interés recíproco en las dos sociedades y Estados. A mí me resulta más inexplicable aún la falta de interés por parte macedonia ya que Bulgaria es ya país miembro de la UE y de la OTAN desde hace bastantes años. Los macedonios aspiran a acceder a estas organizaciones y es lógico que muestren interés por cómo se marcha por este camino, cuáles son los errores y, cuáles, los éxitos, cómo son los problemas principales que hay que solventar. Recientemente celebramos una reunión en Ohrid con colegas de Macedonia del Norte y periodistas de Bulgaria, financiada por el Ministerio de Exteriores. Los colegas macedonios pusieron un ejemplo: por las elecciones europeas del pasado 26 de mayo ninguno de los medios informativos de Macedonia del Norte había enviado un corresponsal a Sofía pero al menos una veintena de periodistas macedonios sí dieron cobertura a esos comicios en Atenas.
Me imagino medios informativos, paginas web, periódicos y revistas comunes. Yo hasta iría más lejos aún: crear medios informativos en los que los autores macedonios redacten sus escritos en macedonio, poniendo la nota de que se trata de un dialecto búlgaro, y los autores búlgaros lo hagan en lengua búlgara, dice Vladimir Perev. Cuando cada cual escriba en su lengua se superará con mucha mayor facilidad la barrera lingüística. El problema es que en esto ya se trata de la política, del reconocimiento del idioma. Sé y garantizo que en Macedonia del Norte pondrán el grito en el cielo alegando que con tal bilingüismo se hundiría el macedonio. Que la masa enorme de siete millones de búlgaros con toda su producción de sitios, textos, escritos y emisiones históricos apagarán la voz de los medios informativos macedonios. Sin embargo, esto siempre ocurre así, el pequeño, el que tenga una literatura más débil, una escritura y una lengua más débiles acabará perdiendo sus posiciones. Es una forma de la dialéctica.
Siempre es posible conseguir dinero para una causa como la potenciación del grado de información recíproca de las personas de ambos lados de la frontera.es que nosotros todavía no hemos llegado a conocernos bien. Me refiero con esto también a los periodistas profesionales a los cuales incumbe en su labor conocer bien a los vecinos y, ya luego, dedicarse a los problemas globales y europeos. Dinero sí que hay. Es cuestión de voluntad y de esfuerzos políticos el cambio del estado en que ahora nos encontramos, señala Kosta Filipov.
Los Estados deben fomentar las actividades informativas macedonio-búlgaras conjuntas. Los subsidios que asignan a promocionar ciertos programas de televisión innecesarios, que sólo sirven para halagar la vanidad personal de los políticos- hay tales programas en los dos países por igual- deberían encauzarlos hacia una causa común de los dos países, dice Vladimir Perev.
No existe entre nosotros un lenguaje del odio, enfatiza Kosta Filipov. No hay tal lenguaje cuando no nos empeñamos en ser una Segunda Comisión de Historia y cuando no nos transformamos y no pretendemos transformarse en avatares de Boiko Borisov y Zoran Zaev. Depende de nosotros si nos vamos a conocer mejor y si vamos a contar con un elevado grado de confianza, si nos vamos a fiar unos de los otros. En diciembre Macedonia del Norte accederá a miembro de plenos derechos de la OTAN. Mañana efectivos militares macedonios y búlgaros participarán juntos en misiones y deberán cuidar recíprocamente de su seguridad, protegerse mutuamente las espaldas. ¿Cómo lo harán si desconfían unos de otros?
La supresión del lenguaje del odio es algo que genera expectativas irreales. Hablar contra Bulgaria, con tonos ofensivos, con invectivas personales-como las que estoy oyendo ahora contra la ministra búlgara de Exteriores, Ekaterina Zajarieva- forma parte de la educación nacional macedonia. Es una parte de la cultura macedonia implantada después del año 1945. Esto no puede ser suprimido de un plumazo, señala Vladimir Perev. Siempre he considerado que los contactos más estrechos, las facilidades en el cruce de la frontera, la matriculación de un mayor número de estudiantes en las universidades búlgaras, la cooperación entre los periodistas, las emisiones comunes entre Bulgaria y Macedonia del Norte surtirán su efecto positivo, aunque se emitan opiniones distintas.
Versión en español por Mijail Mijailov
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