Ya es hora de paliar la politización de los proyectos en el sector de Energía. En torno a este criterio se han unido expertos energéticos de Bulgaria, Turquía, Serbia y Rusia al participar en una discusión en Sofía sobre el desarrollo de los proyectos gasistas en los Balcanes.
Dimitar Shterev, experto sénior en la compañía Bulgartransgaz, ha calificado de importante, para Bulgaria y su economía, el gasoducto en construcción “Corriente turca”. A su juicio, Bulgaria al incorporarse a su continuación, recuperara el tránsito. Shterev ha recordado asimismo que, a partir del 1 de enero de 2020, el punto de entrega de gas hacia Bulgaria cambiará y el gas natural comenzará a fluir desde Turquía vía Bulgaria, para cruzar luego por el territorio serbio.
Rumen Ovcharov, ex ministro búlgaro de Energía, ha comentado que lo primero que Bulgaria ha de hacer es formular su política a largo plazo en el terreno energético y evitar que cada gobierno del país lo comience todo de nuevo. En entrevista para Radio Bulgaria, Ovcharov ha reconocido que, por su política falta de sagacidad, Bulgaria ha perdido mucho por la suspensión del proyecto “Corriente del Sur”. Turquía ha jugado bien sus cartas a expensas de Bulgaria. Lo que Bulgaria ha perdido ha pasado por Turquía. De manera que Bulgaria, en vez de ser un hub energético en los Balcanes, se ve ahora que Turquía va transformándose de modo lento pero seguro, en tal centro repartidor.
Ovcharov ha recordado los proyectos de gran envergadura “Nabucco”, “Corriente del Sur”, la planta nuclear de Bélene, por medio de los cuales, Bulgaria pretendía convertirse en centro energético de los Balcanes y ha resaltado los aspectos políticos de su fracaso: Bulgaria era un centro energético y en aquella época todo el mundo nos tenía envidia. Por desgracia, luego, a consecuencia de decisiones políticas escasamente ponderadas y debido a una presión geopolítica a la que Bulgaria cedió, los proyectos fueron suspendidos. Ahora el gas natural, en vez de ir de Bulgaria a Turquía, llega a Bulgaria desde Turquía.
Volkan Ozdemir, presidente del Instituto turco de Mercados y Políticas Energéticas también ha enfatizado en el tema del matiz político de los proyectos energéticos de envergadura: Hace cinco años Bulgaria, cediendo a la presión de la UE, desistió del gasoducto Corriente del Sur. Para nosotros esto era bueno, ya que ese hecho alumbró el proyecto “Corriente turca”. Pero ahora, si Grecia parcialmente, y sobre todo Bulgaria, vuelvan a ser impedidas, nuevamente bajo la presión de la UE, de surtirse de gas de “Corriente turca 2” y de participar en este gasoducto, estos países balcánicos sufrirán grandes conflictos debatiéndose entre sus propios intereses nacionales y las exigencias de Bruselas. A fin de que esta confrontación sea reducida al mínimo, estos dos países no deberán, quizás, cumplir a rajatabla lo que les dicta la UE.
Turquía mantiene una seria cooperación con Rusia con vistas a materializar el proyecto “Corriente turca” con la idea puesta en la seguridad energética de los Balcanes y el Sudeste de Europa, ha señalado Ozdemir y ha agregado que la seguridad energética es un servicio muy costoso.
Para Alexei Grivach, vicedirector del Fondo de Seguridad Energética Nacional de Rusia, el problema esencial en los mercados gasistas europeos y también en el balcánico estriba en la politización. El gas ruso ofrece a Europa la oportunidad de diversificar sus suministros energéticos, ha opinado tajante Grivach, y ha añadido: El negocio del gas es un sector con un desarrollo a largo plazo. Apuesta en las décadas a venir, no es un sector que sólo muestre sus efectos de hoy para mañana. Para la evolución de estos proyectos se necesitan mucha confianza, resolución política y una buena infraestructura, subraya Grivach, entrevistado por Radio Bulgaria.
Jelica Putnikovic, redactora jefa de la publicación serbia “Balkanmagazin” ha comentado que “Corriente turca” es un proyecto industrial de peso en Serbia, capaz de ofrecer a su país una seguridad energética de cara al porvenir.
Versión en español por Mijail Mijailov
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