Los pasados días 4 y 5 de marzo, primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev, estuvo en Bulgaria efectuando una visita oficial, cargada de importantes expectativas preliminares. Se admitían evoluciones positivas en lo tocante a las ideas sobre un ramal del gasoducto “Corriente turca” por territorio búlgaro con el hub gasista “Balcan” y la reanudación de las obras de construcción de la planta nuclear de Belene. En días anteriores a la visita del primer ministro ruso, el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, exhortó de modo significativo al Ejecutivo búlgaro a “materializar” esta visita de manera tal que Bulgaria no se transformara en rehén de intereses foráneos.
De hecho, tanto la parte búlgara como la rusa, reconocen que hoy en día las relaciones bilaterales distan mucho de los altos niveles que ostentaran en el pasado, cuando los dos países no se encontraban en polos distintos en el terreno de la política mundial. Es por esta razón que durante la visita de Dimitri Medvedev, su homólogo búlgaro, Boiko Borisov, ha resaltado como un logro el que en las condiciones de sanciones y una gran tensión, conseguimos mantener relaciones de trabajo bastante buenas y pragmáticas y…conservar el buen tono a pesar de las difíciles relaciones internacionales.
El primer ministro ruso no justificó en Sofía las expectativas de una evolución favorable y pronta de la idea sobre el desvío por Bulgaria de un ramal del gasoducto “Corriente turca”, al manifestar tajante que el tránsito de gas, vía Bulgaria rumbo a Europa, será posible cuando a Moscú se le otorguen garantías, no por parte de Bulgaria, sino por la Comisión Europea, de que para un tal proyecto no habrá impedimentos en el futuro.
Boiko Borisov ha expresado ante Dmitri Medvedev que Bulgaria insiste en continuar con la transportación de gas ruso con destino a Europa y que lo hará mediante el proyecto del centro repartidor de gas “Balcan”. Sin embargo, el jefe de la Gazprom rusa, Alexéi Miller, quien acompañaba a Medvedev, anunció que la compañía estatal rusa no tenía planes de participar en la materialización del proyecto “Balcan”, por haber quedado acordados ya y a largo plazo sus recursos en la región.
Respecto a la planta nuclear de Belene, el primer ministro ruso ha comentado que su país está dispuesto a examinar su participación en el proyecto para la reanudación de las obras de la central atómica. Esto, empero, no podría hacerse antes de la toma por parte de Bulgaria de decisiones relacionadas con el modelo económico-financiero del proyecto y con las formas posibles de apoyo al mismo. Y es que tales resoluciones no existen aún.
Por lo que se refiere al buen tono en las relaciones bilaterales, mencionado por el primer ministro de Bulgaria, es algo que se ha podido notar en algunos arrebatos de humor del primer ministro de Rusia. En plan de broma, aunque con cierta dosis de ironía, Medvedev señalaba que, según información que se le había facilitado, el flujo turístico desde Bulgaria rumbo a Rusia en el último lustro se habría traducido en 56 000 000 de personas pero que en realidad se trataba de un poco más de 50 000. Antes de abandonar Bulgaria, Dmitri Medvedev volvió a gastar otra broma lanzando la ocurrencia de que la moneda nacional búlgara fuera anclada al yuan chino antes que al euro, puesto que era igual de bueno como moneda.
Mientras el primer ministro de Rusia se encontraba en Sofía, llegó, procedente de Moscú, la noticia de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había suscrito un decreto sobre la suspensión por parte de Rusia de la aplicación del Tratado de Eliminación de Misiles Nucleares de Mediano y Corto Alcance (INF). Dos días antes, el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, había manifestado en Sofía ante Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, que Bulgaria seguía siendo un aliado fiel en el seno de la OTAN y no un caballo de Troya de Rusia en la Alianza Atlántica. No le falta razón al primer ministro búlgaro al asegurar que en medio de las realidades internacionales arduas actuales, es importante saber conservar el buen tono en las relaciones bilaterales.
Versión en español por Mijail Mijailov.
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