En Bulgaria, el 14 de febrero se relaciona por rancia tradición con el Día de Trifon Zarezán (en español, Trifon El Podador), la fiesta de los viticultores y el vino. Los días alrededor de la festividad, a lo largo y ancho del país se suele tomar vino, y en la capital, Sofía −donde está concentrado el mayor número de conocedores pese a que ésta no pertenece a ninguna región productora de vino− , se organizó la segunda edición del Tour de Zarezán. El evento se llevó a cabo por iniciativa de la Asociación Búlgara de Viticultores Independientes y de varias tiendas y establecimientos comprometidos con la misión de popularizar el vino búlgaro. En cinco ubicaciones vínicas fueron organizadas catas de vino y charlas para presentar la producción de 19 bodegas, afiliadas a la Asociación.
Unos de los productores que ofrecen al consumidor nacional nuevas combinaciones de diferentes variedades de vino, son los propietarios de viñedos jóvenes en la aldea de Kapatovo, ubicada en la región de Melnik (suroeste de Bulgaria) conocida por sus excelentes condiciones climáticas para la elaboración del vino. Los viñedos en Kapatovo forman parte de una finca familiar donde se les cuida a diario para lograr una excelente calidad de la cosecha.
La finca dispone de 17.4 hectáreas de plantíos propios: 10.4 hectáreas de viñedos fructificantes, más 7 hectáreas de viñedos jóvenes –dice Franz Dimitrov, que desde hace seis años se desempeña en la comercialización y la elaboración del vino– . Hemos instalado un sistema de riego por goteo que cubre toda el área y nos permite reaccionar en casos de anomalías climáticas y sequías drásticas.
Franz Dimitrov explica el carácter especifico de la creación de nuevos viñedos en una zona donde jamás se habían cultivado.
Unos 13 años atrás, mandamos a Francia las primeras muestras de suelo de las tierras de Kapatovo para análisis. Siempre de ahí adquirimos las plántulas de vid. En base al examen de los datos sobre el suelo y el clima, nos respondieron que las variedades que nos proponíamos plantar eran muy adecuadas para nuestra región. Y en realidad así resultó. Esta zona se caracteriza por el sol, el clima cálido y el suelo arenoso. Al principio, los dueños de la finca comenzaron por plantar áreas muy pequeñas de viñedos y su producto estaba destinado totalmente al consumo personal. En un momento resultó que habían sobrepasado las cantidades para uso personal, y así surgió la idea de comerciar el vino. Poco a poco se fue haciendo evidente que su producción resultaba muy buena, y el vino, por su óptima calidad, iba siendo solicitado en el mercado nacional. La ampliación de las áreas y de la elaboración del vino era justificada. Por el momento, hemos alcanzado el máximo en el cultivo de viñedos, de los que producimos vinos tintos y blancos, y desde hace un año también rosados.
Tenemos una amplia gama de variedades de vides francesas −Syrah, Petit Verdot, Marselan, Viognier, Chardonnay, entre otros− que complementamos casi todos los años. Por el momento no exportamos ya que el mercado búlgaro absorbe todo lo que producimos. Tal vez en el futuro, cuando todas las viñas empiecen a fructificar, vamos a considerar la opción de salir a los mercados internacionales. En nuestras faenas en el campo utilizamos equipos técnicos nuevos y modernos. Sin ellos no podríamos hacer frente al volumen de trabajo. Por otra parte, no disponemos de bodegas propias, por eso alquilamos aparatos especializados y contratamos expertos de empresas consagradas en el sector vinícola.
2018 no fue bueno para los productores de vino nacionales debido a las fuertes precipitaciones y las granizadas en la primavera, que causaron plagas en los viñedos.
Conseguimos salvar la cosecha trabajando duro, y con una intervención adecuada y tratamiento con preparados −explica Franz Dimitrov− . Los resultados son incluso mucho mejores que en años anteriores; recolectamos 100 toneladas de uvas, mientras que antes sólo llegábamos a recoger unas 52–53 toneladas. Esto se debe, además de a las condiciones a lo largo del año, al hecho de que algunos de los viñedos más nuevos entraron en fructificación. Trabajo para los huertos y viñedos Kapatovo desde 2013. Por aquel entonces tenía 35 años. Por lo demás, me he especializado en informática, lo cual me ayuda hasta cierto punto ya que la lógica de la solución de los problemas es la misma. Sin embargo, este negocio me agrada más, es lo mío. Siento que cuidar de los viñedos y la tierra es mi vocación.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: kapatovo.bg
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