La Cámara de Industrias de Bulgaria ha pedido un debate público con vistas a introducir cambios en el Código de Trabajo. Los empleadores insisten en la supresión de la rigurosa prohibición del trabajo extra. Reclaman un aumento del número máximo de horas de trabajo extraordinario en el marco de 1 año de 150 a 300 horas. Piden que la baja en el umbral de la edad para acceder a una actividad laboral de 16 a 15 años y la eliminación de la limitación de que los trabajadores por horas o con contratos laborales temporales no puedan representar más del 30 % de la respectiva plantilla. Según los empresarios, Bulgaria es el país colista en la UE en lo tocante a todos los indicadores para la flexibilidad laboral como son :el trabajo en base a contrato laboral temporal, la existencia de una agencia de trabajo temporal, el empleo por horas, el trabajo a distancia, la posibilidad de un segundo contrato laboral, etc. La Cámara de Industrias de Bulgaria considera que la actual legislación está obsoleta y resulta excesivamente exigente, contradictoria e inadecuada frente a los retos modernos.
Quienes respaldan los cambios aducen el ejemplo positivo de las reformas laborales en Alemania en el año 2006 y en España en el 2011, que redundaron en la apertura de nuevos puestos de trabajo. Es que en esos países existen sindicatos eficientes, mecanismos eficaces de contratación colectiva y en ellos hasta el trabajo por horas recibe una remuneración garantizada y adecuada. Por desgracia, el peso de los sindicatos en Bulgaria no es el mismo que existe en esos países.
Sin embargo, resultan fuertemente controvertidas las reformas laborales, similares a las propuestas por los empresarios búlgaros, en Grecia y Francia. A fin de acaparar inversiones y conservar los puestos de trabajo, en Francia, por ejemplo, el presidente Emmanuel Macron ha suprimido la semana laboral de 35 horas y el horario de trabajo ha subido a 40 horas semanales, algo que ha despertado un descontento violento en ese país. También iban en esta dirección los cambios introducidos en la legislación húngara a finales de 2018. Los empresarios húngaros pueden exigirle a sus empleados y trabajadores la cuantía de hasta 400 horas de trabajo extra al año y demorar el pago por este trabajo hasta 3 años. De esta manera el trabajo extra puede aumentar en 8 horas a la semana y los trabajadores deberán afrontar una semana laboral de 6 días. Los sindicatos en el país han calificado los cambios de “ley de la esclavitud”.
Los empleadores en Bulgaria y el Este de Europa, al parecer, tienen opiniones que discrepan de las de los expertos en el reciente Foro Económico Mundial. En Davos se han escuchado exhortaciones a que se adopte una semana laboral de 4 jornadas. Para muchas personas esto suena como una utopía pero hay que decir que en la época del socialismo en Bulgaria la transición a una semana laboral de cinco días también parecía como una fantasía. La respuesta, capaz de disipar todas las dudas y elevar la productividad llega a través de las nuevas tecnologías. Los tipos de producción más trabajosos van apostando cada vez más por la robotización. En la misma medida en que hoy un caballo de fuerza de 0,75 kilovatios pueda rivalizar con cualquier motor de más de 75 kilovatios, el ser humano, 1 fuerza humana, tendría la posibilidad de competir con los robots en las cadenas de producción.
Los empresarios búlgaros, en vez de invertir en robotización y nuevas tecnologías, esperan extraer valor añadido de un mayor número de horas laborales de sus trabajadores y hacer menos gastos sociales con las distintas modalidades de empleo flexible. Sin embargo, esto es una ilusión que el mercado cura muy rápido. Es que el horario laboral prolongado tiene eficiencia provisional y no resulta ergonómico a largo plazo. Cualquier tipo de producción por medio de máquinas y equipos siempre ha logrado el predominio frente a la tentadora competitividad del trabajo extra. El mantenimiento de un equipo en la esfera de la producción y los servicios resulta siempre más ventajoso en comparación con la contratación y las atenciones a un personal humano.
Por lo demás, no hay nada malo en lo de trabajar conforme un horario laboral flexible, tener pluriempleo e incluso trabajar desde casa, con retribución por horas o basada en dos contratos laborales. El problema consiste en saber si los propios empleadores nacionales y la Administración Pública se encuentran listos para los cambios propuestos por la Cámara de Industrias de Bulgaria.
Versión en español por Mijail Mijailov
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