El 19 de enero de 2019 se cumplen 140 años del nacimiento de Simeón Radev, una de las mentes búlgaras más brillantes, destacado diplomático, publicista, artista y renombrado escritor en búlgaro y francés. Una persona con amplios conocimientos en diferentes áreas, que además de dominar varios idiomas europeos, también sabía persa, árabe y turco. Nos dejó en herencia su obra de época "Constructores de la Bulgaria contemporánea" en la que describe la historia del Tercer Reino Búlgaro. A su esposa, la artista Bistra Vinarova, también una personalidad destacada, conocida entre la élite de los representantes del arte en Europa, la conocen solo los mayores aficionados al arte búlgaro. Según Magdalena Guígova, investigadora de figuras destacadas de la historia búlgara, Simeón Radev y Bistra Vinarova fueron “una pareja sorprendente”. Ambos tenían un enorme talento y sentimientos muy fuertes el uno por el otro.
Como diplomático de alto rango, Simeón Radev fue enviado a importantes misiones en Washington, Londres y Bruselas. También contaba con el respeto de la familia real, e incluso ayudaba al rey Fernando con su correspondencia diplomática en francés. Radev es el único búlgaro poseedor de una fotografía del presidente estadounidense F.D. Roosevelt con la dedicatoria "Al gran búlgaro Sr. Simeón Radev".
Radev conoció a Bistra Vinarova cuando visitó a su familia para registrar los recuerdos de su madre, descendiente del famoso médico y político búlgaro Gueorgui Valkovich. Entonces Bistra tenía solo 18 años y se fue al extranjero a estudiar arte:
Estudió en casi todas las capitales europeas, pero principalmente en París, donde trabajó en el estudio de Auguste Rodin y conoció al poeta Rainer Maria Rilke, explica Magdalena Guigova. El poeta, que era asistente y secretario de Rodin, le mandaba cartas de amor y poemas. Ella lo aceptaba con comprensión, pero no le correspondía. Nikos Kazantzakis también se enamoró de ella y escribió críticas de todas sus exposiciones; además, ambos mantuvieron correspondencia el resto de su vida. En los círculos artísticos alternaba con Picasso y Brack. El escultor Gueorg Kolbe no solo valoraba su talento como artista, sino también como pintora. Es considerada una de los mejores representantes del simbolismo en esa época, y sus exposiciones tuvieron un éxito sin precedentes.
En una de sus visitas a Viena, Bistra Vinarova tuvo un encuentro en la ópera con Simeón Radev. Las conversaciones de arte, literatura y filosofía fueron aumentando en reciprocidad y sentimientos tiernos, y se casaron en Estambul, donde Radev estaba destinado como ministro plenipotenciario. Su sueño era mudarse a Italia para escribir y pintar cuadros. Sin embargo, el destino les tenía preparado algo distinto, ya que él era muy buen diplomático y fue destinado a Bulgaria. Su conexión espiritual era tan fuerte que se comunicaban mentalmente desde la distancia. Por ejemplo, en 1925 Bistra Vinarova avisó telepáticamente a su marido de que no fuera a la iglesia de Santa Nedelya, y así evitó que muriera al explotar la bomba. En ese atentado en el templo el 16 de abril, perpetrado por comunistas de extrema izquierda contra la élite militar y el rey, fallecieron más de cien personas y otras 500 resultaron heridas.
Llevaban casados sólo un año, cuenta Magdalena Guigova. Otro caso que confirma su telepatía se dio durante los bombardeos de Sofía. Se mudaron a un lugar más seguro con sus amigos, en Boyana. Un día, Radev bajó a trabajar en la ciudad y un poco más tarde se oyó el estruendo de los bombarderos. Bistra Vinarova estaba en un rincón, y empezó a fumar nerviosamente con la mirada desenfocada. Su hijo pasó por su lado, pero ella no le prestó atención, y después de media hora, suspiró y dijo: "¡Tu padre está vivo, le he escuchado!" Al cabo de unas horas, el propio Simeon Radev regresó y contó cómo se había escondido en el Ministerio de Obras Públicas, desde donde envió toda su energía mental a su esposa para avisarla de que estaba vivo. Ambos conservaron esa conexión tan fuerte el resto de su vida.
Después del golpe de Estado de septiembre de1944, con el que Bulgaria pasó de monarquía a República, Simeón Radev fue despedido por las nuevas autoridades, pero precisamente debido a su contribución en asuntos diplomáticos y a su famosa obra "Constructores de la Bulgaria contemporánea", no fue condenado y perseguido por sus servicios al rey. Mantuvo las distancias con el nuevo régimen para no tener que renunciar a sus principios, y las autoridades le concedieron respeto y honor, pero no trabajo. Para sacar adelante a la familia, Bistra pintaba carteles con tema socialista. Su hijo, Trayan Radev, solo consiguió trabajo en la construcción a pesar de tener tres licenciaturas. Su vida fue difícil, pero su altura intelectual sostuvo sus espíritus.
Tras fallecer Simeón Radev, su esposa Bistra pasó diez años, hasta su propia muerte, sentándose todas las noches junto a su retrato, pensando en él.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: bulgarianhistory.org
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