El 12 de diciembre, la Iglesia Ortodoxa venera la memoria de san Espiridón, uno de los más grandes santos y taumaturgos del siglo IV, un hombre de naturaleza simple, humilde de corazón y de vida bondadosa, como lo describe su hagiografía.

En las creencias tradicionales búlgaras, san Espiridón es considerado protector de los caballos y el ganado doméstico grande, pero, sobre todo, es el patrón de varios oficios y comunidades artesanales. Según la leyenda popular, el santo era zapatero, por esto hasta la actualidad los trabajadores de la industria del calzado y los zapateros honran su día. En el día del santo, los gremios sometían a examen y seleccionaban a los nuevos maestros artesanos, y en las iglesias se santificaba a un animal macho que, luego, era sacrificado en honor al santo.

En muchos lugares de Bulgaria también hoy en día, los artesanos conmemoran la festividad cumpliendo los mismos ritos y prácticas, y los representantes de las generaciones más jóvenes que se han asomado a la sabiduría y el profundo significado de las tradiciones, siguen buscando formas para traducirlas al lenguaje moderno.

En el Museo Regional de Historia de la ciudad de Kyustendil, en el sureste de Bulgaria, han elaborado un calendario interesante de los oficios tradicionales. Según este calendario, cada mes se organizan talleres infantiles. En noviembre, por ejemplo, los niños confeccionaron tsarvuli, un tipo de calzado tradicional característico de toda la Península Balkánica.

Probablemente hayan sido los primeros calzados de los pobladores de nuestras tierras –dice Miroslava Táskova, jefa del Departamento de Relaciones Públicas y curadora del Museo, y explica– . Se trata de zapatos hechos de cuero. No hay datos cuándo empezaron a hacerlos o cuál fue su forma, pero tal vez sus orígenes se remonten a tiempos remotos y su aspecto fuera el mismo que ha llegado a nosotros. Este oficio se estableció a mediados del siglo XIX, existió durante más de cien años y se suspendió a mediados del siglo pasado, desplazado por la producción de las fábricas de calzado y de tsarvuli de caucho. Por lo que sé, en la actualidad hay empresas que se dedican a hacer tsarvuli debido al interés de los conjuntos de danza folklórica. Desde principios de 2015, nuestro museo organiza cada mes talleres para niños.



El tema de los tsarvuli toca siempre en noviembre, ya que es entonces cuando conmemoramos un evento histórico importante: la Guerra Serbo–Búlgara de 1885, que defendió el derecho de unificación del pueblo búlgaro. Testigos presenciales de aquellos acontecimientos cuentan en sus memorias que la mayoría de los voluntarios búlgaros calzaban tsarvuli en aquel crudo invierno. Nos hemos dado cuenta de que a los niños les apasiona adquirir diferentes habilidades, especialmente si el tema combina historia y prácticas tradicionales. A los talleres asisten desde niños de 5 años de edad hasta jóvenes de 17–18 años. Procuramos adaptar nuestras actividades a todos los grupos de edad, y buscar temas significativos.



En enero confecionamos uniformes de la Guerra de Liberación –nuestra ciudad fue liberada en aquel entonces– , en junio hacemos canastas, también estudiamos caligrafía y técnicas de elaboración de libros antiguos, cómo se hacen armas antiguas, hacemos mosaicos similares a los de la Antigüedad cuando Kyustendil se llamaba Pautalia. El mes de diciembre está dedicado al “telar de Navidad”. Iniciamos a los niños en las técnicas de tejido, y también les presentamos los objetos encontrados en nuestras tierras, que son una muestra de que este oficio estaba desarrollado ya en el sexto milenio antes de Cristo.