Dos meses después de las tensiones septembrinas en la coalición gobernante, debido a discrepancias surgidas entre el partido GERB y la coalición de los Patriotas Unidos, a mediados de noviembre se producen nuevas turbulencias, provocadas, en esta ocasión, por contradicciones en el seno de los Patriotas Unidos. Generada por protestas de madres con hijos discapacitados, la dimisión del viceprimer ministro Valeri Simeonov, quien es también líder del Frente Nacional por la Salvación de Bulgaria, no ha significado el cese de las protestas. Hay más y es que escasas horas después de la renuncia de Simeonov, Volen Siderov , líder del partido Ataka, reclamó asimismo la dimisión de Krasimir Karakachanov , viceprimer ministro y titular de Defensa, quien es , a su vez, líder de la formación VMRO.
Según Siderov, la “pequeña coalición “-que es como él llama la coalición de los Patriotas Unidos- necesita de un plan de rescate para evitar no sólo el fracaso de la coalición gobernante con el partido GERB sino también el del patriotismo en Bulgaria. Con ironía ,Karakachanov ha calificado esta idea de “creativa” que le había quitado el sueño durante una noche entera. En medio de tan caldeada situación, el martes, día 20 de noviembre, las tres formaciones que integran la coalición de los Patriotas Unidos-Ataka, VMRO y el Frente Nacional por la Salvación de Bulgaria- celebrarán un Consejo de la Coalición tratando de zanjar sus problemas. Cuesta decir si lo conseguirán y cómo puesto que desde hace ya más de un mes el frente Nacional por la Salvación de Bulgaria ha retirado su confianza del líder del partido Ataka ,como presidente de la coalición de los Patriotas Unidos, mientras VMRO está rechazando las ideas de Siderov para la salvación de la “pequeña coalición”. En esta ocasión , a diferencia de lo que ocurrió el pasado mes de septiembre, es escasamente probable que las tensiones se puedan mitigar con unos votos de “una comunicación mejor” entre los socios de la coalición. Existen , no obstante, oportunidades para la supervivencia , ya que todas y cada una de las tres formación que integran la coalición de los Patriotas Unidos ven bien claro que , de desunirse, correrán la amarga suerte del derechista Bloque Reformista que había sido socio del partido GERB durante el segundo Gobierno de Boiko Borisov. En efecto, si se llegaran a celebrar elecciones anticipadas ninguna de las tres formaciones sería capaz de superar en forma independiente la barrera del 4% para acceder a la próxima legislatura.
El partido gobernante GERB ha expresado, en principio, que no hay cambio en su acuerdo de coalición con los Patriotas Unidos y que no cabe esperar elecciones anticipadas. Por su parte , la oposición obviamente no desea aprovecharse de las enésimas relaciones críticas en el Gobierno. Propensos, por lo general , a reclamar un cambio en el modelo de gestión, ahora los representantes del Partido Socialista Búlgaro se han limitado a calificar la renuncia del viceprimer ministro Valeri Simeonov de un “trazo de un cuadro más extenso” y de “triunfo del despertar de la energía cívica”. También se abstienen de hacer declaraciones radicales los representantes del Movimiento por Derechos y Libertades, partido de la minoría turca en Bulgaria, en el cual está siendo compartida la tesis de que , de momento, no existe una alternativa al actual Gobierno.
Los sociólogos destacan que la visible merma de la credibilidad de los partidos en el Gobierno no está provocando a esta etapa un aumento de la confianza en formaciones de la oposición parlamentaria. Lo anterior encuentra también una confirmación indirecta en las protestas este último fin de semana en numerosas ciudades de Bulgaria. La protesta en Sofía, motivada al comienzo como un descontento por los elevados precios de los carburantes, evolucionó espontáneamente el domingo, 18 de noviembre, a peticiones de una dimisión del Ejecutivo, de un “cambio del sistema” y de castigos para toda la clase política. El desfile de protesta en la capital búlgara recorrió las sedes de instituciones emblemáticas del poder pero sólo figuraban entre los manifestantes líderes de formaciones extraparlamentarias pequeñas, sin cualesquiera recursos para hacer propaganda entre los participantes en la protesta. Los analistas se muestran escépticos de que los sucesos de los últimos días puedan provocar la caída del Gabinete.
El sondeo, efectuado por una agencia demoscópica con el fin de conocer los ánimos públicos con respecto al tema, arroja un cuadro confuso en el que un 20% opina que el invierno provocará la retirada de la calle de quienes protestan, un 26% señala que Boiko Borisov puede prescindir de un cuarto viceprimer ministro, un 42% dice que el Gobierno caerá, un 10% cree que el Movimiento por Derechos y Libertades ofrecerá su asistencia y un 2% no sabe, no contesta .
Encontrar, sobre este telón de fondo, una fórmula para conservar el actual status quo en el poder resulta una tarea delicada pero completamente posible.
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en español
por Mijail Mijailov
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