Hasta hace un par de años todo el mundo se estaba quejando en este país de que la tasa de desempleo en Bulgaria estaba muy elevada, pues hubo años en que el paro llegaba al 13 %. Ahora, en cambio, las quejas apuntan a que no hay una cantidad suficiente de mano de obra, tanto cualificada como inexperta y sin especiales habilidades profesionales y laborales. La tasa de paro actual es de un 5,5 %, y el número de los desempleados se ha reducido, desde comienzos del año hasta la fecha, en un 22 %. Más del 60 % de los empleadores declaran no poder conseguir a trabajadores ni empleados y que este hecho entorpece sus negocios y desacelera el crecimiento económico. Un sondeo internacional de la prestigiosa consultora PwC ha asignado a Bulgaria el primer puesto en la UE por pérdidas causadas por la falta de mano de obra, pérdidas que representan nada menos que un 13,2 % del PIB del país. En el segundo puesto se sitúa Rumanía, pero su “plusmarca”, de sólo un 6 %, es dos veces más floja que la de Bulgaria. Lo anterior significa en la práctica que si los empresarios búlgaros dispusieran del número indispensable de trabajadores y empleados, el PIB de Bulgaria sería superior en un 13,2 %. Un estudio de la Manpower sitúa a Bulgaria en el quinto puesto por déficit de mano de obra. Se le anticipan en esta clasificación Japón, un 89 %; Rumanía, un 81 %, Taiwán, un 78 %р y Hong Kong, un 76 %.
Existen razones, y muchas, por tal déficit en el mercado laboral y esta escasez, como se puede ver, se registra no sólo en Bulgaria. En primer lugar la “culpa” la tiene el sistema de la Educación que envía al mercado laboral personas de habilidades y cualificación que no se ajustan a las necesidades efectivas de los empresarios. En este sentido ha tenido estos días declaraciones bastante optimistas la búlgara Kristalina Georgieva, directora general del Banco Mundial, BM, según la cual, Bulgaria en las inversiones en capital humano está teniendo mayores aciertos en comparación con otros países de rentas similares. El BM ha presentado, por primera vez, un Índice de Capital Humano, que toma en consideración cinco componentes distintos, y asigna a Bulgaria el puesto 44 en el mundo, siendo esta posición la penúltima para los países de la UE. El país que preside esta clasificación es Singapur. El índice de Capital Humano calcula la parte de su potencial que las personas jóvenes serán capaces de materializar. Indica para Bulgaria que un niño nacido hoy, conseguirá desarrollar el 68 % de su potencial. Tratándose de una chica el porcentaje resultará algo superior, de un 71 % y llegará al 65 % , si es el caso de un chico.
Con todo, las cosas no están tan dramáticas y se van tomando medidas para una aproximación de la empresa nacional a los centros docentes. Actualmente se están cifrando esperanzas especiales en la llamada “educación dual” que combina las clases escolares convencionales con trabajos prácticos en empresas y plantas. Por ahora resulta prematuro esperar unos resultados positivos espectaculares en Bulgaria pero este tipo de educación ya ha rendidos sus frutos en Alemania, Suiza y otros países avanzados. Bulgaria procura superar el déficit de mano de obra también al importar trabajadores del extranjero. Sin embargo, se trata de momento de no más de 5000 personas para la temporada veraniega que trabajan en hoteles, bares y restaurantes en los centros de veraneo búlgaros en la costa del mar Negro. Integran este personal, las más de las veces, personas de raíces búlgaras procedentes básicamente de Ucrania y Moldavia.
La crisis demográfica es otro factor de importancia enorme para el empleo y el paro en Bulgaria. La población va envejeciendo a ritmos acelerados, cada vez más personas abandonan el mercado laboral y su número es superior al de los nuevos trabajadores y empleados que acceden a aquél, o sea, la mano de obra disminuye y envejece. Así las cosas, cuesta esperar que la economía esté al nivel de las tecnologías punta y que pueda generar un elevado valor añadido. A esta crisis habría que sumar otro fenómeno: la oleada, inédita hasta ahora, de emigrantes búlgaros que se han ido y están yéndose al extranjero para trabajar, sobre todo, en Europa. Hay entre quienes emigran trabajadores que recogen fresas en Gran Bretaña y naranjas en Grecia, pero también hay entre ellos banqueros, profesores universitarios, empresarios, médicos apreciados y prósperos, especialistas en tecnologías informáticasл La emigración puede que sea buena para esas personas y sus familiares y parientes en Bulgaria, que reciben ayuda financiera de quienes se han ido al extranjero, pero no es buena, a largo plazo, para el futuro de Bulgaria. Es que la combinación de los factores que han sido mencionados hasta aquí e igualmente de muchos otros, pone en tela de juicio su porvenir como nación y como Estado, de una población próspera y feliz. El mundo es vasto y existen dificultades en todas partes y nadie se va a preocupar por Bulgaria ni llegará acá para resolverle los problemas que tiene. Es algo que sólo pueden hacerlo los propios búlgaros, cada vez menos numerosos, que se hayan quedado en la patria.
Versión en español por Mijail Mijailov
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