Los búlgaros se han acostumbrado en los últimos 5 a 6 años a vivir con precios aceptables y relativamente estables que no han aumentado drásticamente y no han registrado disminución considerable. Esta estabilidad de los precios se debe principalmente a la deflación. No es que no haya habido aumentos de los precios, sobre todo de los combustibles. Por otro lado, los ingresos de los búlgaros aumentaban con regularidad y permanentemente con un 7 % al año. Este equilibrio estimula el consumo interno que se ha convertido en el motor principal del crecimiento del PIB del orden de un 4 % al año.
Estos tiempos de despreocupación nos parece que están llegando a su final y desde el 1 de octubre, probablemente, el equilibrio entre los precios y los ingresos deberemos buscarlo a otro nivel. El indicio más importante en este sentido es la próxima alza de los precios del gas, a partir del 1 de octubre con 14 % y de la calefacción central un promedio de 8 % para el país. En realidad, el precio del gas para los consumidores finales, tanto para la empresa como para los hogares, aumentará con tan solo el 8 %. A este aumento hay que añadir el anterior incremento del pasado mes de junio, cuando se decidió que desde la nueva temporada de calefacción, el precio del gas suba el 11 % y el de la calefacción 7 %. Ahora es el momento en que estos aumentos se acumulen para los búlgaros con una alza de 9 y 23 %. Para la mayoría de la población, que tiene ingresos que se acercan al salario mínimo de 260 euros, esto es un nuevo desafío. No sólo porque los combustibles y la calefacción van a ser más caros, sino también porque estos aumentos reflectarán en los precios de otras mercaderías y servicios, ya que incrementan los gastos de los productores y de los comerciantes. Hace un par de meses los precios al consumo estaban subiendo y la inflación en el país registró el 3.6 % colocando a Bulgaria en segundo lugar por el ritmo de encarecimiento. Todo esto asusta pero la situación no es tan desesperante porque en Bulgaria existe un buen sistema de apoyo financiero a la población socialmente débil que dispone de unos 40 millones de euros para unos 205 mil hogares.
Un motivo del aumento de precios son también los salarios y las pensiones. Éstos últimamente constantemente van en aumento, pese a que están lejos de los niveles europeos. Pero, en general, el bienestar financiero de los búlgaros está creciendo y ellos están más dispuestos a hacer compras y ahorrar. Los ahorros superan el límite sicológico de 26 000 millones de euros. Comprando cada vez más y con más frecuencia, los consumidores amamantan la inflación, es decir, el aumento de precios. Se espera un aumento de los precios al consumo que se provocará por los aumentos previstos para el año que viene de los ingresos de la administración pública con el 10 % y de las pensiones con un 6 %. Esto incrementará el poder adquisitivo de la población y por consecuencia aumentará el apetito de los productores y de los comerciantes de subir los precios. El resultado es un círculo vicioso: aumento de los ingresos igual a aumento de los precios, lo que conduce a un nuevo aumento de los ingresos.
Versión en español por Ludmila Sávova
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