El 29 de junio, día en que la Iglesia Ortodoxa honra a san Pedro y san Pablo, es también la fiesta de los artesanos. Es por ello que hoy visitamos el taller de Ekaterina Lashova, con la que hablamos no sólo de sus tazas de cerámica fuera de lo común, sino también de los pequeños y grandes momentos de la vida y sobre los mensajes ocultos y evidentes que encierran sus obras.
El taller de recipientes de cerámica fue creado hace 12 años. Desde entonces, Ekaterina Lashova se dedica a crear, incansable, con una imaginación inagotable y gran sentido de la belleza, sus increíbles tazas, platos, teteras, jarras y azucareros. Las maravillosas tazas pueden satisfacer incluso al cliente más caprichoso, porque son de lo más variado: grandes, pequeñas, con asas inusuales o sin asas, redondas, cuadrdas, deformadas, curvas, con las formas más inimaginables y de todos los colores del arco iris.
Al principio, cuando abrí mi taller, tuve que empezar por alguna parte. Por entonces coleccionaba tazas, y decidí que no estaría mal epezar por ahí, cuenta Ekaterina. Tengo un gran sentido del humor y tengo visión diferente sobre el mundo. Quería que divirtieran, que causran alegría. Muchas veces he visto sonrisas espontáneas en los rostros de personas que ven las tazas por primera vez.
Todo ocurre en un momento determinado y por un motivo concreto, está convencida Ekaterina Lashova. Cada taza lleva algo de otra, a veces surge de una historia nueva o vieja, y siempre lleva un mensaje.
Precisamente por ello cada taza tiene su propio nombre y, por supuesto, su historia.
Unas de las tazas que se han convertido en hits indiscutibles tienen forma de corazón con llave y cerradura. Esta es la historia de un gran amor de mi vida, recuerda Ekaterina. Entonces vivía en Italia, y paseando por la calle con mi marido, vagando en medio de esa euforia amorosa, vi una tienda en la que había cosas antiguas de muebles: llaves, cerraduras, bisagras… Al entrar encontré una cerradura con su llave, y me gustó tanto que decidí conmemorar ese gran amor con esos dos símbolos. Y de hecho, a día de hoy siguen siendo un símbolo del amor, y mucha gente las encarga precisamente con esa idea.
El origen de otras de las tazas divertidas son recuerdos de la infancia de Ekaterina Lashova. La historia, sin embargo, tiene un final inesperado.
Cuando era pequeña nuestra vecina nos daba de merendar a su hija y a mi con unas tazas rojas a topos blancos. Éramos tan pequeñas que cuando ponía las tazas en la ventana yo las miraba de abajo hacia arriba y me parecían enormes. Y esos topos blancos sobre fondo rojo me dejaron un gran recuerdo. Pero hace poco, al volver a encontrarme con aquella vecina, descubrí que las tazas eran de plástico, recuerda entre risas Ekaterina.
Es muy distinta la idea de las tazas deformadas. A pesar de su forma peculiar y divertida, en realidad llevan un mensaje profundo.
Yo seguía en París y ahí me gustó mucho la idea de reciclar una forma que en realidad es desechable. Así es, por ejemplo, una taza de plástico. Es algo que utilizan a diario muchas personas y luego se tira a la basura, explica Ekaterina. Y después vi una taza deformada en el centro cultural “Georges Pompidou” y me gustó tanto la idea que decidí que un día haría mi propia taza deformada. Pero yo la hice con la idea de que si se cambia el material del objeto y se elabora, por ejemplo, con cerámica, entonces ya no hace falta tirarlo. Tal vez deberíamos pensar en todas las cosas que tiramos a la basura cada día. Utilizar menos envases de plástico, bolsas, etc., sería mucho mejor para la Naturaleza. Pero no sé si la gente siente esta idea mía de la taza deformada.
De hecho, las tazas de Ekaterina representan una gran imagen en la que sale ella misma con sus distintos estados de ánimo y en distintas épocas de su vida. Echo de menos momentos de soledad para hacer algo nuevo. Ahora quiero idear una nueva taza de té con una forma más ergonómica y cómoda de utilizar. Nunca será realmente nueva, siempre recordará a algo visto o sentido en alguna parte, pero quiere tener más y más formas para complementar esta rica colección de modelos y sensaciones, cuenta Ekaterina sobre sus planes. Y termina diciendo: Las cosas que hago están pensadas para pequeños momentos personales en los que uno se toma un té o un café, por puro placer. Yo también tengo mi taza favorita, siempre. Pero cada día es distinta.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Archivo personal
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