Atanás Skatov, que escaló sin oxígeno el sexto pico más alto del planeta, el Cho Oyu (8201 metros), ha sido distinguido recientemente con el premio “Bulgaria de Oro” al Deportista del mes de mayo.
En 2017, tras haber escalado en solitario el pico Denali (Alaska), el más alto de América del Norte, Skatov se convirtió en el primer búlgaro y primer vegano del mundo en escalar las Siete Cumbres. En 2014 también fue el primer vegano del mundo en escalar el Everest (8.848 metros). En los 6 años que lleva dedicándose al alpinismo (2013−18), Atanás Skatov ha realizado 16 expediciones y ha escalado 13 cumbres, lo cual es un logro nacional y mundial. Hoy este conquistador de cimas confiesa que tiene profundamente arraigados el interés y el amor por el alpinismo. Descubrió lo bueno que es hacer deporte en la montaña tras hacer en 2011, por segunda vez, el trayecto de 700 kilómetros desde el pico Kon hasta el Emine, la ruta turística señalizada más larga de Bulgaria. Su logro más reciente, el pico Cho Oyu, es el 6º de su proyecto “Escalada de los 14 picos más altos del planeta sin consumir alimentos de origen animal”.
La expedición duró más de 40 días. Por primera vez en el caso de un pico de más de 8.000 metros de altitud, hice la escalada en solitario, sin llevar oxígeno ni ser acompañado por un sherpa. Fue duro, porque la primavera en Cho Oyu siempre es más fría y nevaba casi a diario.
Skatov planeaba escalar por tercera vez el pico más alto del planeta después del Cho Oyu. Pese a ser el primer y único búlgaro en escalar el Everest por sus pendientes septentrional y meridional, cree que ahora resultaría radicalmente distinto, ya que, según dice, decidí hacer la escalada solo, sin aparato de oxígeno. Reconoce que es una auténtica sobrecarga escalar dos ochomiles en el marco de un mes, pero afirma que es posible: Sí, es posible, no es para extraterrestres, sino para gente normal.
El alpinista escribe día a día sus vivencias en diarios, y luego las publica. El pasado mes de marzo se publicó el primer libro de la serie “Más de 8.000 metros: Manaslu”, y en mayo el segundo, titulado “Annapurna, Dhaulagiri, Makalu”, sobre su triple expedición en 2016. Pronto irán viendo la luz libros sobre sus escaladas al Gasherbrum (2016), el Everest y el Lhotse (2017) y el Cho Oyu (2018).
Antes de lanzarse a la aventura con el alpinismo de altura, Atanás Skatov era un estudiante de doctorado en dos departamentos de la Universidad de Humboldt: jardinería y fitomedicina. ¿Fue fácil elegir entre una carrera científica y el alpinismo?
Las cosas son muy distintas. Lo que hago actualmente me produce gran placer. Muestro que las cosas imposibles no existen y que cualquiera puede hacer realidad sus sueños. Soy feliz porque la gente me escribe diciendo que gracias a mí han cambiado su forma de vida. Para mí no hay nada mejor que esto: saber que puedes ayudar.
El alpinista reconoce que uno debe ser muy trabajador para alcanzar sus objetivos. Me ocupo de todo yo solo. No tengo entrenadores, guías ni consultores. Me organizo las expediciones yo mismo.
Skatov está convencido de que para decidir escalar todos los picos de 8.000 metros el alpinista debe estar mentalmente sano.
Esos picos se escalan con la mente. Hay una enorme diferencia entre escalada y alpinismo. Para el alpinismo de altura hace falta fuerza mental y psíquica: debe poder no dormir, no comer, caminar, aguantar bajas temperaturas y mal tiempo.
Durante 12 años, Skatov formó parte del conjunto infantil de danzas folclóricas “Trakiyche” en su ciudad natal, Sliven. Sobre aquella época recuerda: “Eran ensayos intensos relacionados con muchos conciertos, tal vez más de 1.000 en Bulgaria y en el extranjero. Sobre la influencia de ese período en sus logros actuales, explica: Tal vez tengo pies fuertes para poder caminar, pero también ha habido amortizaciones.
Sobre picos fáciles y difíciles, Skatov opina que depende de qué picos hablemos, si son montañosos o si están dentro de nosotros. Y admite:
Yo compito conmigo mismo. En un pico trato de entender mis opciones, si voy a por algo o no. Pero no se puede decir con seguridad, porque depende de muchos factores. Estás ahí durante meses, y la montaña decide. Estoy convencido de que el alpinismo es una actividad individual, pero cuando somos más gente, nuestras posibilidades de llegar a la cima son mayores, porque nos ayudamos mutuamente.
Para tener éxito, el alpinista debe estar “totalmente sincronizado” con la naturaleza. Hay que tener mucho cuidado, sentir la montaña y que ella te sienta a ti. Para que te permita subir hasta arriba hay que comunicarse con ella.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Archivo personal
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