Petar Gueorguíev – Ray es un artista, escritor y actor búlgaro que trabaja en Canadá. Ha venido a Bulgaria para presentar su obra artística, así como una exposición benéfica, con el apoyo de la Biblioteca Nacional Santos Cirilo y Metodio, que se inaugura hoy en Sofía.
Sabes, la vocación me cambió. Las nuevas condiciones de vida me forzaron a buscar otro talento propio. Así empieza nuestra charla con Ray, que estudió arte dramático en Bulgaria. En Canadá, sin embargo, pensó que no sabía suficiente inglés para obtener buenos papeles, con lo cual se centró en la escritura de prosa y poesía, y luego en el dibujo. Esa realización vino de alguna forma por sí misma. No la cambié, fue ella la que me cambió a mi.
¿Le resultó difícil hacer amigos al otro lado del océano? En esa época, los emigrantes búlgaros en Canadá vivían juntos en grandes grupos, apoyándose mutuamente, cuenta Petar Gueorguíev – Ray. Fue más complicado con los lugareños:
Para poder hacer amigos, primero uno debe probarse en algún ámbito. Si simplemente sales a la calle y dices: “Soy un emigrante sin amigos, por favor”, nadie te prestará atención. Todo pasa por tu realización.
De entre sus libros, Ray opina que el mejor es la novela “El pensador o A solas con uno que vivió”. Empezó a escribir cuando aún vivía en Bulgaria. Y en este caso, las circunstancias también lo obligaron a encontrar otro talento propio. En clase de arte dramático le preocupaba hablar delante de mucha gente, y la responsable del curso no le ayudó en absoluto. Poco a poco fue apareciendo sobre el escenario, pero al mismo tiempo se volvió hacia la escritura.
Su carrera como artista tampoco se desarrolló de la forma habitual. En sus entrevistas, Ray dice que su novela, que es de tipo surrealista, traía imágenes a su imaginación. Definitivamente, el libro me llamaba. No he ido a ningún curso. El hecho de no llevar la carga de una educación académica en pintura me dio la posibilidad de romper con las normas e ignorarlas, porque ni siquiera las conocía, simplemente me expresé de forma franca y espontánea, sin preocupaciones.
¿Por qué decidió organizar la exposición benéfica con el apoyo de la Biblioteca Nacional?
Tenemos una biblioteca maravillosa, excepcionalmente bonita, explica Ray. Su colección es rica, y nuestra sociedad, todos nosotros, deberíamos empezar a preocuparnos por esta biblioteca. No podemos esperar que solo un Gobierno o la dirección de la Biblioteca lo hagan todo. Esto no es posible, hay que entender que simplemente somos un país pobre que no puede garantizar las necesidades de literatura o cultura. Nosotros mismos, los búlgaros, debemos hacer algo para ayudar a nuestra literatura. Cada uno de nosotros puede hacer algo.
Hace años demostró que “el mar llega hasta las rodillas”: lo dijo con motivo de su éxito al entrar en la prestigiosa y casi inalcanzable NATFIZ (la Academia Nacional de Teatro y Artes Cinematográficas). “Fue todo un acontecimiento en la ciudad. Hacía tal vez 20 o 25 años que ningún hombre de Pernik entraba en la academia de teatro. Antes de ello dudaban de mí. Mi profesor le dijo a mi madre, Es imposible que suceda, no lo conseguirá, el mar no llega hasta las rodillas. Pero ese joven lo logró, se preparó para los exámenes mientras hacía el servicio militar. ¿Tan optimista era? Ve, es una ilusión pensar que no hay camino a la cima a la que nadie ha llegado, responde Petar Gueorguíev con su pensamiento favorito.
En inglés, “Ray” significa “rayo”, “resplandor”. ¿Por qué eligió este seudónimo? Cuando empezó a pintar en Canadá, el primer marchante de arte con el que se reunió le recomendó que cambiara un poco su nombre, porque el arte en Europa del Este está subestimado. Es bueno que tengas algo curioso en el nombre que no permita que seas rechazado antes de que la gente conozca tu talento, de modo que añadí esa palabra. Es bonita y se me antojó, en un momento en el que iba a un nuevo país, marcar un nuevo comienzo incluso con el nombre, cuenta Petar Gueorguíev – Ray.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: nationallibrary.bg e Iván Dobromirov
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