Entre los nombres más emblemáticos del arte pictórico búlgaro figura, indiscutiblemente, el de Zlatyu Boyadzhiev, nacido en 1903 y muerto en 1976. La Pinacoteca Nacional en Sofía presenta una exposición de retratos pintados por este egregio artista. La muestra es obra del coleccionista Boyan Radev.
Volvemos a exhibir obras de un autor búlgaro muy querido. Posiblemente Zlatyu Boyadzhiev sea uno de los artistas más genuinamente búlgaros, dice Slava Ivanova, directora de la Pinacoteca en el acto de apertura de la muestra. Y lo hacemos con una colección de retratos que muchos de nosotros no esperaban que hubieran podido ser pintados por Zlatyu Boyadzhiev. Se trata de una colección que Boyan Radev ha ido reuniendo a través de los años con una paciencia, un tino y una pasión increíbles seleccionando los retratos uno por uno. En la muestra se puede ver una selecta colección de retratos de intelectuales, escritores, artistas del pincel, actores y, al mismo tiempo, se pueden apreciar los rostros de personas de a pie. Todo está hecho en la forma en que únicamente Zlatyu Boyadzhiev habría sido capaz de recrear estos retratos valiéndose de su profundo psicologismo que sólo él podía recrear en el rostro humano .Quisiera agradecerle a Boyan Radev su generosidad en compartir con nosotros la magnificencia de su colección. Con cada exposición nueva, Boyan Radev va subiendo más y más el listón y ya no sé a qué alturas vamos a llegar. No obstante, estoy convencida de que la muestra subsiguiente que él monte aquí también resultará tan estupenda y nuevamente capaz de recrearnos la vista y alegrar nuestras almas.
En su primer período −hasta el año 1951− Zlatyu Boyadzhiev ya había dado muestras de su personalidad creativa aunque sin abandonar todavía el marco de las tradiciones clásicas. De su período temprano se exhibe en la muestra el “Retrato de una dama” del año 1932. En 1951 el artista sufrió un duro percance personal: a consecuencia de un derrame cerebral quedó paralizado su brazo derecho. Su trayectoria artística en aquel momento parecía truncada pero no pasó así, ya que el artista comenzó a pintar con la mano izquierda, y su estilo y técnica sufrieron cambios muy acentuados. Zlatyu Boyadzhiev pintaba grandes lienzos a los que imprimía un colorido original y agregaba vasta imaginación. Aquellas obras fueron granjeándose paulatinamente el reconocimiento del público y de la crítica. Hay en esos lienzos algo grotesco, algo simbólico pero también traducen cosas del arte naif, del arte decorativo, del realismo mágico. En fin, no es tan importante la definición que se dé. Simplemente, sus cuadros atraen inmediatamente la mirada raptando la atención del espectador.
Los retratos de cámara del período más tardío de Zlatyu Boyadzhiev se mantuvieron largo tiempo eclipsados por las sinfonías cromáticas de gran envergadura del artista. Es un fenómeno similar a lo que había ocurrido con los últimos cuartetos de cuerda de Beethoven que durante mucho tiempo se mantenían eclipsados por su grandiosa Sinfonía número 9 con su esplendorosa “Oda a la alegría”. Los retratos de Zlatyu Boyadzhiev resultan íntegramente característicos de su genio. Hay en ellos mucha fantasía creativa combinada con la recreación sagaz de personalidades concretas, muchas de ellas bien familiares en Bulgaria. El colorido, la composición original −el continente de la figura y el rostro− los detalles, resaltados con atinada ocurrencia, hacen que sus retratos sean extraordinariamente brillantes e inconfundibles. Es un ejemplo de esa ocurrencia el retrato de la conocida actriz búlgara Katya Paskaleva, desplegado en un tríptico pintado en los años 60 del siglo pasado. En esos tres cuadros la actriz aparece recreada en períodos diferentes de su vida y en cada uno de ellos el artista ha enfatizado en rasgos distintos de su genio.
El coleccionista Boyan Radev es igualmente hombre de un destino extraordinario. Ha sido el luchador búlgaro de mayores éxitos en la modalidad grecorromana y campeón olímpico en dos ocasiones, en 1964 y 1968. Tras concluir su carrera deportiva, el amor por el arte pictórico se le convirtió en una pasión de coleccionista. Posteriormente, Boyan Radev se transformó en destacado donador. El Museo Nacional de Historia lo ha proclamado Donador Número Uno, y una de sus salas ostenta el nombre del antiguo luchador.
Me enorgullezco mucho de ser poseedor de una parte de las obras del ilustre artista del pincel nacional Zlatyu Boyadzhiev, dice Boyan Radev, en la apertura de la muestra en la Pinacoteca Nacional. El pueblo de Bulgaria debe sentirse orgulloso de haber tenido a personalidades tan destacadas. Enorgullézcanse Vds. de Zlatyu Boyadzhiev, enorgullézcanse de ser búlgaros. Hace falta un mayor número de tales búlgaros que icen y enarbolen la bandera de Bulgaria y que se sepa que Bulgaria no es un país de segunda categoría.
Boyan Radev ha anticipado para Radio Bulgaria que también está preparando otra exposición con cuadros de Zlatyu Boyadzhiev.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Exposición permanente "Zlatyu Boyadzhiev", Instituto Municipal "Casco viejo de Plovdiv", Galería Nacional y Veneta Pavlova
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