La CE ha presentado su variante para los Presupuestos de la UE en el período de 2021 a 2027. Tras la salida de Gran Bretaña el dinero europeo será de menor cuantía y habrá recortes en todas partes. Las reducciones más cuantiosas se prevén para los fondos estructurales y el agro. Esto, empero, no es válido para Bulgaria que forma parte de los no muchos países comunitarios, para los cuales Bruselas prevé más dinero que el contemplado en los Presupuestos actuales. Se trata del presupuesto para la política de Cohesión y de la PAC. En ambos programas hay recorte de los recursos y así el presupuesto general para la política de Cohesión en el período de 2021 a 2027 ascenderá a 373 mil millones de euros, o sea, un 7 % menos que su cuantía actual. Los subsidios a los granjeros se reducen menos, en un 1 %, aproximadamente.

Sobre este telón de fondo, el dinero europeo asignado a Bulgaria aumenta un 8 % para ascender a 8900 millones de euros, en vez de los actuales 8300 millones. La financiación aumenta asimismo para Rumanía, Grecia, Chipre, España, Italia. Los países más afectados por las nuevas reglas sobre los fondos estructurales son Polonia, Hungría, Chequia, Lituania, Estonia y Malta, los cuales en el próximo período programado recibirán un 25 % menos de los recursos con los que cuentan actualmente en el marco de fondos de Cohesión, señalan los cálculos.

Más dinero, mejor. ¿Será válida esta regla para los subsidios europeos que se destinarán a Bulgaria? Las opiniones son contradictorias. Por un lado, sin este dinero muchos de los proyectos públicos de obras de infraestructura resultarían inviables, por ejemplo, las autopistas, o bien, las obras de urbanización en gran número de núcleos poblacionales búlgaros. La parte correspondiente a la financiación europea rebasa el 60 % del valor total de los proyectos en cuestión. El porcentaje restante corresponde a cofinanciación local. Y, puesto que se trata de cofinanciación, hay que decir que la nueva política de la UE prevé una participación más acentuada de los gobiernos nacionales en los proyectos conjuntos. Esto quiere decir, a su vez, que el Presupuesto Público de Bulgaria deberá también encontrar más dinero que sumar a los subsidios europeos. No es ésta tarea muy fácil para el país más pobre de la UE, ya que las peticiones de asignación de recursos mayores vienen de todas partes: reclaman más dinero la Sanidad, la Educación, los sectores de la Defensa y la Seguridad, la Asistencia Social, etc. Quienes se mantienen escépticos con respecto a los efectos positivos de la financiación europea destacan asimismo que ésta distorsiona el principio de la libre competencia y que, en última instancia, los efectos positivos no son muy grandes. Efectivamente, los recursos de la UE asignados a Bulgaria resultan notables, a simple vista, pero en realidad no rebasan un 3 % del PIB. Al mismo tiempo, hay que reconocer, eso sí, que la economía búlgara representa apenas un 0,3 % de la economía europea global.

En este contexto merece la pena agregar otra cosa más. Es que pese a su incremento nominal, los subsidios europeos per cápita en Bulgaria siguen siendo de los más bajos en la Europa unida. Es así efectivamente pues a cada búlgaro corresponden 1248 euros de los nuevos Presupuestos de la UE, mientras que a cada croata, más de 2100 euros. La diferencia es casi doble. Esto es resultado de la aplicación de la nueva política europea con arreglo a la cual se suspende la práctica de repartición del dinero para la Cohesión basada únicamente en el PIB per cápita. Entre los nuevos indicadores de que depende la financiación figuran el desempleo juvenil, los niveles de educación, la inmigración ocurrida en el período desde 2014 hasta 2017, las emisiones de carbono. Independientemente de cuáles hayan sido los argumentos y los criterios de la Comisión Europea, con unos subsidios tan escasos per cápita, Bulgaria no podrá pronto dar alcance a los países europeos más desarrollados y es que justamente en esa aproximación es en lo que reside el sentido de la política de Cohesión y sus inyecciones financieras.

Hay también otra cosa muy importante para Bulgaria en los nuevos Presupuestos comunitarios. Como ya se ha dicho reiteradamente, Sofía se propone firmemente presentar hasta finales del mes en curso su candidatura para acceder el Mecanismo Europeo de Cambio ERM II, que algunos han dado en llamar “antesala” de la Eurozona. En Bruselas consideran que todos los países candidatos a adoptar el euro deben ser ayudados para que sus esfuerzos por ajustarse a los criterios de adhesión se coronen de éxito. A tal efecto se ha previsto dinero también cuya cuantía para un período de siete años ascenderá a 25 mil millones de euros. Tendrán acceso a este dinero los países que manifiesten ante Bruselas su deseo de ingresar en la Eurozona.

Los subsidios europeos, por muy cuantiosos que sean, no son capaces de ser una panacea. Lo han sentido ya en carne propia y lo han entendido todos los gobernantes en el país al darse cuenta de que sin esfuerzos desplegados por el propio país nada se puede alcanzar. No obstante, los subsidios europeos sí son importantes porque actúan como herramientas para fomentar la disciplina y luchar contra la corrupción. Además, no hay que olvidar que con dinero europeo se han hecho muchas cosas que han provocado la satisfacción y alegría de los búlgaros. Basta con mencionar el excelente metro que funciona en Sofía. Los nuevos Presupuestos de la UE parecen, en lo tocante a Bulgaria, alentadores y prometedores de que la UE seguirá respaldando a este país y a sus ciudadanos en sus esfuerzos por tener un Estado con condiciones de vida mejores. Con todo, hay que tener en cuenta que el proyecto de los Presupuestos comunitarios deberán ser examinado tanto por el Parlamento Europeo como por el Consejo Europeo, instituciones ambas que deberán pronunciarse antes de la aprobación final del plan financiero de la UE. Estos debates arrancan estos días en Sofía, como capital del país que actualmente preside el Consejo de la UE.

Versión en español por Mijail Mijailov