En noviembre de 1948 abrió sus puertas en Bratislava una escuela búlgara que rápidamente determinó su papel principal: ser el sostén del espíritu, la cultura y las tradiciones búlgaras en Europa Central. En la primera clase había 44 hijos de jardineros búlgaros que habían emigrado a Bratislava y alrededores. Con los años, la escuela se convirtió en un instituto que lleva el nombre del famoso poeta y revolucionario búlgaro, Jristo Botev. La escuela funciona según los estándares del Ministerio de Educación de Bulgaria, pero también del sistema educativo eslovaco. En vísperas del 24 de mayo, fiesta de la cultura y educación búlgaras, la escuela “Jristo Botev” celebró su 70º aniversario.
Para todos nosotros, participantes e invitados, fue una fiesta muy emocionante, cuenta la actual directora de la escuela, Daniela Doynova. Se reunieron varias generaciones de alumnos, profesores de Bulgaria y los que siguen viviendo en Eslovaquia. Fue muy divertido ver a antiguos profesores y ex alumnos ante un tablero de fotos de archivo, con qué sonrisas miraban las imágenes. Estamos muy felices de que compartieran nuestra fiesta el ministro de Educación de la República de Bulgaria, Krasimir Valchev, la ministra de Educación de Eslovaquia, Martina Lubyova, y otros invitados de alto rango de ambos países. Cinco directores de nuestra escuela de años anteriores también estuvieron con nosotros. Recordaré los ojos llorosos de la gente, compañeros de clase separados por los años que se pudieron abrazar de nuevo en el patio de la escuela. Esos recuerdos quedarán sellados en mi mente como los más emocionantes del evento.
Durante sus 7 décadas de existencia la escuela búlgara ha logrado atraer niños no solo de Bratislava, sino también de las ciudades eslovacas vecinas, e incluso hay alumnos de Viena. Hay algo más de 100 niños, que según los estándares de Bulgaria no son muchos, pero según la Da. Doynova esa cantidad de alumnos permite ofrecer atención individual a cada niño, y el proceso educativo se lleva a cabo en un ambiente acogedor parecido al familiar.
Además de niños de origen búlgaro tenemos niños de matrimonios mixtos con raíces búlgaras, e incluso eslovacos que se han sentido atraídos por nuestra escuela, añade la Dra. Doynova.
Es un hecho que los niños aprenden idiomas rápidamente desde que empiezan el primer curso, y pronto empiezan a hablar búlgaro muy bien. Uno de los motivos es la cercanía de ambas lenguas eslavas, pero por otro lado esa cercanía puede resultar engañosa, porque hay palabras que suenan igual pero que tienen significados distintos. El mérito de los rápidos avances lingüísticos es de nuestros buenos profesores, que están excepcionalmente dedicados a su trabajo. Los desafíos son muchos. Es difícil adaptarse a un nuevo entorno, porque todos los profesores estamos en el extranjero, lejos de casa. Pero este cambio de alguna forma enriquece. Tampoco es fácil trabajar según la legislación búlgara pero de acuerdo con las leyes y estándares educativos eslovacos. Aquí los niños pasan exámenes eslovacos, pero también exámenes estatales en búlgaro.
El 24 de mayo se celebra obligatoriamente en todas las escuelas búlgaras, tanto en Bulgaria como en el extranjero. La tradición del Día de la Educación y la Cultura búlgaras y del Alfabeto Eslavo entre los búlgaros en Eslovaquia es algo distinta:
Aquí en Bratislava existe una tradición de celebrar la fiesta el 11 de mayo, el Día de los santos Cirilo y Metodio. La comunidad búlgara lo celebra con una fiesta, pero siempre empieza con una peregrinación al monumento de Cirilo y Metodio, que se encuentra a las afueras de Bratislava: en Devin, en el patio de la iglesia de san Krish. Precisamente en esa zona fue donde Cirilo protegió el derecho de los eslavos a celebrar culto en su propio idioma, tradujo las Sagradas Escrituras, y el recién creado alfabeto glagolítico empezó a ser utilizado. Por ello, cada año rendimos homenaje a la obra de Cirilo y Metodio, para preservar y transmitir el conocimiento y la sabiduría a los dos primeros maestros, declarados co-patronos de Europa. Porque está claro que su herencia cultural se ha legado a todas las naciones. La escuela búlgara se presentó con un pequeño programa. Ante el monumento se reunieron los alumnos y sus padres, búlgaros y eslovacos. Fue una auténtica celebración del espíritu y la cultura búlgaros, cuenta a Radio Bulgaria Daniela Doynova, directora de la escuela búlgara “Jristo Botev” de Bratislava.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: bsu-bratislava.com
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