En la víspera del 24 de Mayo, fiesta búlgara más entrañable y de mayor relieve en el terreno cultural, el Ministerio de Cultura, en la persona del ministro, Boil Banov, ha otorgado el Premio Estatal “Siglo de Oro” a personalidades insignes de la esfera de la cultura y las artes. La ceremonia se ha celebrado, por tradición, en el Salón de Bailes de la Galería Nacional “El Palacio”, entre lienzos, obras maestras del arte nacional renacentista y moderno. Cinco personalidades de ámbitos diversos de la vida cultural han sido distinguidas con el “Siglo de Oro” con collar, galardón máximo concedido por el Ministerio de Cultura, por su contribución al desarrollo de la cultura y las artes de Bulgaria. Los galardonados han sido Asen Shopov, director del Teatro Dramático de la ciudad de Dimitrovgrad, el académico Valentín Bobevski, director y dirigente del coro masculino “Gusla”, Petar Andasarov, poeta y periodista, Svetlozar Donev, director y dirigente durante muchos años del teatro Musical “Stefan Makedonski” y la doctora Kalina Bogoeva, prima bailarina.
Una vez más vamos a poner de relieve que estamos aquí, que existimos, que la cultura en Bulgaria es una fuerza motriz, que va evolucionando y alumbrando a intelectos y talentos grandiosos. Pero, por ser absurdo el currículo de la vida, pediré que guardemos un minuto de silencio rindiendo así homenaje a la memoria de la gran diva operística Jristina Angelakova, que ha fallecido a la edad de 73 años hace un día, ha señalado al comienzo de la ceremonia de premiación el ministro de Cultura.
Por tradición el ministro ha hecho también entrega este año de otro galardón, el distintivo “Siglo de Oro”, sello de oro del zar Simeón el Grande, a decenas de artistas y personalidades de todas las esferas de la cultura y de actividades científicas y organizativas afines. Formaron parte de los galardonados la actriz Slava Rácheva, la profesora Adriana Blagoeva, directora del coro de los Muchachos de Sofía, las cantantes folclóricas Zlatka Stavreva, Olga Borisova y Kalinka Valcheva. También fueron distinguidas tres instituciones:la Casa de Cultura “Zaria” de la ciudad de Jáskovi, y las bibliotecas regionales de las ciudades de Ruse y Burgás.
El joven violonchelista Atanás Krastev, profesor en la Academia Nacional de Música, es otro de los galardonados con el distintivo “Siglo de Oro”.
Tiene sentido que un músico se quede y trabaje por su patria. Esta distinción es para mí un estímulo para seguir trabajando de manera más intensa, para que nuestra cultura obtenga el reconocimiento indispensable, sobre todo por parte de las personas de las que depende lqué cantidad del Presupuesto Público se asignará a la Cultura. Por la financiación insuficiente muchos de los músicos búlgaros más talentosos se decantan por proseguir su trayectoria artística en el extranjero. Los que nos quedamos aquí debemos trabajar mucho para poder propiciar las condiciones para el desarrollo de estos excelentes músicos búlgaros a los que todos estamos admirando. Mi misión personal es la de continuar la labor en la escuela de violonchelo que ha creado mi padre Anatoli Krastev. Encuentro en ello el sentido de mi vida y esto me hace feliz.
A finales del año pasado la UNESCO recogía en su Registro de Mejores Prácticas Mundiales también la Casa de Cultura búlgara como institución que está preservando el patrimonio cultural inmaterial. Con motivo del 24 de Mayo, día de la Educación y Cultura búlgaras y de la Escritura Eslava, con el distintivo honorífico “Siglo de Oro” ha sido galardonado Asparuj Vanguelov, uno de los decanos de la actividad desplegada por las Casas de Cultura en Sofía. Pese a haber cumplido ya los 90 años de edad, Vanguelov sigue trabajando en la Casa de Cultura “Raiko Alexiev” en el barrio “Krasno Selo” de esta capital, no deja de componer versos ni de recitar fragmentos de obras de Iván Vazov, patriarca de las letras nacionales.
En los fundamentos de la música está la poesía y por medio de ésta expresamos el espíritu de la época, dice Asparuj Vanguelov. Estamos apenas al comienzo del siglo XXI pero ya se está percibiendo una especie de iluminación entre los pueblos, no sólo en el seno del pueblo búlgaro. Para contar con nuestros fundamentos éticos debemos apoyarnos en los valores que tenemos y, al mismo tiempo, no olvidarnos de que a cada uno de nosotros corresponde una responsabilidad por el futuro común de la humanidad. El mundo se encuentra en plena ebullición, hierve de conflictos y amenazas de terrorismo, y sólo si recuperamos nuestros valores morales podremos conservarnos y convivir en entendimiento.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Guergana Mancheva
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