La fundación “El niño y el folclore” ya tiene a sus espaldas algunos bonitos libros de proverbios, adivinanzas y refranes búlgaros, traducidos por búlgaros en el extranjero a diversos idiomas. Ya se está preparando la próxima edición, que será la cuarta. Lilia Stareva, folclorista y compiladora de esa fabulosa riqueza verbal búlgara, habla sobre los niños, su creatividad y los futuros planes:
Esta es una serie de la fundación “El niño y el folclore” que llevamos preparando mucho tiempo en colaboración con la Agencia Estatal para los Búlgaros en el Extranjero. Creo que es muy importante sumergir a los niños en la sabiduría de nuestro país y ofrecerla a la gente a través de ellos. Digo sumergirles porque ellos están muy cerca del folclore y a los cuentos en los cuales toman parte los antiguos búlgaros y pueden entenderlos. Los niños hacen constantemente preguntas: quién, por qué, cómo. Este mundo está ante sus ojos. El folclore es muy comprensible para ellos, precisamente porque lleva la curiosidad infantil y la abertura al mundo, lleva muchos valores y mensajes importantes sobre el buen vivir y crecer en este mundo. Independientemente de que esa sabiduría fuera otorgada hace mucho tiempo, la vida la ha puesto a prueba. Y a mi me hace feliz ver con cuántas ganas acuden a ella los niños. Primero en un concurso que la fundación organiza desde hace 15 años llamado “Nuestra sabiduría, nuestro país”, un concurso de ilustración del folclore búlgaro, mitos, leyendas, fábulas, cuentos, proverbios, refranes y adivinanzas, fiestas búlgaras y rituales. Los niños dibujan, y a la vez crecen a través de ellos. No solo aprenden, sino que empiezan a amar, respetar y perfilar el sentido del folclore.
Los niños búlgaros en el extranjero no son solo artistas que dibujan cuentos de hadas y cosas bellas, son también mensajeros de lo búlgaro y traductores. Difunden la cultura folclórica búlgara por todo el mundo, entran en ella, y a través de ella adquieren una nueva autoestima.
Nuestras reuniones con la diáspora búlgara son muy emocionantes. Son mejores conocedores de nuestro arte y folclore nacionales, de nuestro espíritu longevo, que nosotros en Bulgaria. Echan de menos su patria porque se encuentran lejos, explica Lilia Stareva. Nuestras adivinanzas están traducidas a cinco idiomas europeos, y los refranes y proverbios a 12. Los niños buscan la analogía significativa. Esto es una interacción multicultural. No es fácil hacer un análisis comparativo del mensaje de la cultura verbal y de la riqueza lingüística de distintos países, pero ellos lo hacen sin ser conscientes de ello. Así estudian de forma paralela dos culturas: la del país en el que viven y la búlgara. Los niños se identifican con lo búlgaro, pero perciben también lo bueno de la creatividad de otros países. Descubren que estamos cerca, que nos parecemos, que no somos tan distintos. Ven que los valores como moral y moralidad están diseminadas por todo el mundo y pueden encajar en ellos. Entre los más pequeños las cosas son más simples y claras: dibujan, traducen, participan en un concurso, se ven en libros bonitos y son felices. Solo hay que contarles el cuento e invitarles a participar. Y lo hacen realmente bien.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: prikazensviat.com
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