Boiko Borisov, primer ministro de Bulgaria, estuvo los pasados días 10 y11 de abril en Mostar para participar en la XXI Feria Económica Internacional en esa ciudad bosnia. Cuando en una feria, celebrada en un país pequeño, se reúnen líderes de otros Estados de la región, el foro, obviamente, es un buen pretexto para conversaciones políticas. En Mostar tuvo lugar una cena oficial de los presidentes de Serbia y Monte Negro, Aleksandar Vucic y Filip Vujanovic, respectivamente, de los primeros ministros de Bulgaria y de Croacia, Boiko Borisov y Andrei Plenkovic, respectivamente, los presidentes de la República Srpska ,Milorad Dodik y de la Federación Bosnia- Herzegovina, Marinko Čavara, y Borjana Kristo, quien preside la Cámara de Representantes del Parlamento de Bosnia-Herzegovina. Boiko Borisov ha mantenido asimismo reuniones bilaterales en las que, además de como primer ministro, ha actuado como representante de la Presidencia búlgara del Consejo de la UE. Todo esto ocurría en un momento de gran tensión política entre Serbia y Kosovo y de violentas contradicciones internas en Bosnia-Herzegovina y sucedía a poco más de un mes antes de celebrarse la cumbre UE-Balcanes Occidentales, prevista, en la agenda de la Presidencia búlgara del Consejo de la UE para el próximo 17 de mayo. La tensión entre Belgrado y Pristina está siendo generada por la independencia unilateralmente proclamada de Kosovo y respecto a la misma también hay distinciones entre los países miembros de la UE. Madrid muestra un apoyo fuerte a Belgrado y declara que España no se sentará a una misma mesa con un representante de Kosovo y por esta razón se niega a acudir a la cumbre en Sofía. Hay que destacar que sentarse en una mesa junto con un representante de Kosovo significaría para Madrid reconocer por legítima la causa de Cataluña de independizarse de España. Se solidarizan con la posición española Rumanía y Chipre. Según fuentes de Bruselas, los tres países citados han avisado que no acudirán a una reunión en la que Kosovo reciba el trato de un país de perspectiva europea idéntica como el resto de Estados en la zona. A fecha de hoy, la independencia de Kosovo no está siendo reconocida por otros dos países de la UE: Grecia y Eslovaquia. Esto mueve a algunos observadores a mantenerse escépticos ante la posibilidad de que la cumbre en mayo en Sofía pueda provocar un progreso tangible hacia el objetivo de una integración europea de los Balcanes Occidentales. Algunos incluso han admitido que por tal razón no vaya a haber en mayo en la capital de Bulgaria una cumbre UE-Balcanes Occidentales pero en Mostar el primer ministro de Bulgaria les ha dado el mentís al reiterar que la misma sigue siendo una prioridad de la Presidencia búlgara del Consejo de la UE. Desde Bruselas un portavoz de la CE ha respaldado a Bruselas al declarar inmediata y contundentemente que la Comisión Europea trabaja junto con sus socios búlgaros en los preparativos de esta cumbre. Además, el portavoz ha hecho recordar que las prioridades de la Presidencia búlgara habían sido discutidas con los primeros ministros de los 6 Estados de los Balcanes Occidentales con la asistencia del premier de Bulgaria, de Federica Mogherini, Alta Representante de la Política Exterior y la Seguridad Común de la UE, y el comisario europeo de Ampliación, Johannes Hahn, y que el pasado mes de febrero Jean-Claude Juncker, presidente de la CE había visitado todos y cada uno de los 6 Estados de la región.
A comienzos de marzo, al término de su gira balcánica, Jean-Claude Juncker señaló en Sofía que regresaba a Bruselas con la seguridad de que el puesto de los Balcanes está en la UE. Ahora, un mes después en Mostar, Boiko Borisov, primer ministro de Bulgaria, ha señalado que en la región existen conflictos que preocupan a todos porque las heridas del embargo a la ex Yugoslavia son muy frescas y se percibe la sensación de que algo malo va a suceder próximamente ”mientras que unos meses atrás esto no era así”. Decididamente, lo que el primer ministro búlgaro tenía en cuenta era, sobre todo la escalada en las últimas semanas de la tensión entre Belgrado y Kosovo y el peligro de que pudiera fracasar la adopción de un nuevo Código Electoral en Bosnia –Herzegovina ya que, según dijo el premier, si tal fracaso ocurriera “quedaría bloqueado duraderamente” todo el proceso de adhesión de ese país a la UE.
Aleksandar Vucic, presidente de Serbia, ha comentado en Mostar, al término de su reunión con Boiko Borisov, que hasta la cumbre UE-Balcanes Occidentales en Sofía queda aún mucho tiempo, que muchas cosas pueden ocurrir en este tiempo y que es importante hacer todo lo posible por que se conserven la paz y la estabilidad en los Balcanes. Tras la conversación del premier búlgaro con Vucic, el presidente kosovar, Hashim Thaci, le aseguró a Boiko Borisov, en conversación telefónica, que Kosovo no tenía la intención de provocar conflictos ni ataques armados y que contribuiría tanto a la celebración de la cumbre sobre los Balcanes Occidentales como también al diálogo pacífico y beneficioso tendente a eliminar las discrepancias entre Pristina y Belgrado. Dragan Covic, miembro de la Presidencia de Bosnia-Herzegovina ha expresado contundentemente ante Boiko Borisov que el camino euroatlántico es para su país una vía sin alternativa. Sobre el telón de fondo de las tensiones políticas en Sarajevo, se espera que el diálogo en torno al último tema continúe mañana, 12 de abril, en Sofía con la visita de Denis Zvizdić, presidente del Consejo de Ministros de Bosnia-Herzegovina. Se puede afirmar con todo fundamento que la visita a Mostar del primer ministro búlgaro ha concluido despertando expectativas de una evolución importante hasta la cumbre UE-Balcanes Occidentales del próximo 17 de mayo en Sofía.
Versión en español por Mijail Mijailov
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