No hay otro país en Europa ni en el resto del mundo que tenga un gran instrumento de percusión en el que se interpreten obras musicales mediante el sonido sincronizado de campanas. Hace cerca de 40 años se construyó en los alrededores de Sofía un enorme monumento en el que hay 107 campanas procedentes de todo el mundo montadas en soportes de hormigón. De entre ellas, la más antigua es una campana del siglo XI, y también hay una réplica de una campana del siglo IV a.C. El proyecto forma parte de la iniciativa de la Bulgaria socialista para celebrar una Asamblea Infantil Internacional con la participación de delegaciones de todo el mundo. Todo comenzó en 1979 cuando llegaron a Sofía 79  delegaciones y cada una trajo su propia campana, como símbolo de sus respectivos países.El foro infantil "Bandera de la paz" se celebraba cada tres años y en 1989 llegaron  niños de 135 países  y, así, el número de las campanas iba aumentando. Así se creó el monumento que hoy conocemos simplemente como “Las Campanas”. Aunque fue muy popular en el pasado, durante largos años ha estado descuidado y olvidado.

Actualmente Sofía se renueva y se desarrolla con la participación de gente joven y activa que ni siquiera recuerda la ideología de antes de 1989. Quieren atraer la atención hacia el monumento como uno de los mejores símbolos de la paz, la comprensión y la fe que tiene la capital. Ahora mismo muchos sofiotas no saben siquiera que existe este monumento, y por ello hay que hablar más del mismo, dice Jristo Iliev, coorganizador de la iniciativa ciudadana “#Comparte las Campanas”, que tiene muchos partidarios.

El año pasado la asociación invirtió 11.000 levas, obtenidas mediante un programa municipal, en su proyecto de mejora de los alrededores de “Las Campanas”. Se limpió parte de la estructura de hormigón, se instaló iluminación en la parte superior del monumento y se hicieron paneles informativos que describen el conjunto de campanas. Queremos devolverle a este monumento su antiguo esplendor, añade Jristo Iliev. Según afirma, además de las vistas únicas que hay en Las Campanas del monte Vitosha, todo el parque (3,8 hectáreas) es un lugar precioso para pasear en verano.

Y agrega: Yo mismo tengo 29 años y no tengo recuerdos de aquella época, pero siento curiosidad cuando algunas personas nos preguntan por qué renovamos un monumento del comunismo con fondos municipales. Nosotros pensamos que este no es un monumento de uno u otro partido, ahí no hay este simbolismo. Al contrario, “Las Campanas” eran muy poco convencionales y no estaban en sincronía con la ideología de entonces. Por ello este monumento creado para la asamblea no es típico del arte socialista, sino que, en mi opinión, ni siquiera tiene nada en común con el espíritu de aquella época. Cuando se retiró el monumento de delante del Palacio Nacional de Cultura, algunas personas nos buscaron para decirnos que el próximo será “Las Campanas”. Esto me desconcertó. Estos dos monumentos no tienen gran cosa en común, y el que había ante el Palacio Nacional de Cultura empezó a resquebrajarse desde su construcción, ya que estaba mal hecho. “Las Campanas” están mucho mejor hechas y son una forma superior del arte monumental de esa época. Especialmente cuando las fotografiamos desde arriba con un dron, obtuvimos imágenes impresionantes. El lugar es muy bonito, y este año hemos propuesto llevar ahí a parte de los invitados que lleguen por la Presidencia búlgara del Consejo de la UE. Tenemos muchas ganas de que vean “Las Campanas” porque estamos orgullosos de ellas, y este es un lugar único en toda Europa. En ningún otro lugar hay tantas campanas que se pueden escuchar como un instrumento musical completo.

En su página web “#Comparte Las Campanas” los jóvenes de la asociación han reunido curiosidades sobre la Asamblea Infantil Internacional celebrada en Sofía bajo el lema “Unidad, creatividad, belleza”. De ahí se desprende que en 1979 Bulgaria quiso dejar en segundo plano los conflictos políticos de la Guerra Fría y mostrarse ante la comunidad internacional como un país tolerante y abierto al mundo. Ahora, 40 años más tarde, la idea de una asamblea infantil en Sofía revive y cuenta con el apoyo y el entusiasmo de cientos de jóvenes.

Ahora pondremos todos nuestros esfuerzos en organizar esta asamblea de nuevo, con el apoyo de los ciudadanos. La idea no es revivir el comunismo, sino reunir a niños de todo el mundo. Que sea un evento agradable para ellos, que se conozcan unos a otros y sus culturas respectivas. Lo interesante es que la asamblea se hizo tan popular en los años 80 que el Estado decidió convertirla en un evento regular que se celebrase una vez cada tres años. Veremos si el año que viene, para su 40º aniversario, lograremos organizarlo de nuevo, y quien desee ayudar y tenga ideas puede contactar con nosotros, dice a Radio Bulgaria Jristo Iliev, de la iniciativa ciudadana “#Comparte Las Campanas”.

Versión en español por Marta Ros