El Día de San Teodoro (en búlgaro, Todorovden), una de las festividades populares búlgaras más coloridas, se celebra el primer sábado de Cuaresma. Está precedido por Domingo de San Teodoro, también llamado Domingo de Hambre e incluso Domingo Negro. La semana entre Domingo del Perdón y Día de San Teodoro hay que guardar un ayuno riguroso. Según las creencias populares, este es la época en la que la salud de las personas, la prole de los animales y la futura cosecha están en peligro ya que en la noche deambulan demonios y otros espíritus malignos. En algunas zonas del país llamaban a las criaturas terroríficas “San Teodoro en un corcel blanco y la abuela Tudóritsa”.
Estos nombres son otro ejemplo más de la mezcla entre las creencias paganas y la tradición ortodoxa.
En Domingo de San Teodoro hay muchas prohibiciones que conciernen principalmente a las mujeres como, por ejemplo, no llegar a casa tarde de noche, las mozas no deben hacer tertulias, es vedado lavar usando palas, así como arar y sembrar. El objetivo es proteger a las personas y la cosecha de truenos y granizadas. Según reza una canción popular, san Teodoro castiga a quienes no cumplen con la abstinencia.
Además está prohibido lavar y secar la ropa para evitar ciertas enfermedades como la sordera, y también que se “sequen” algunas partes del cuerpo, etc. Otras vedas y ritos protegen de la locura, los mareos o desquiciamiento en humanos y animales. El día de la fiesta, antes de amanecer, las mozas y las jóvenes desposadas preparan panes rituales, a menudo en forma de caballo o herradura. Encima ponen sal, dientes de ajo y nueces. Mientras reparten los panes entre vecinos y familiares, las mujeres corren, patean y relinchan, imitando a los caballos; según la creencia, eso hará que nazcan más potros y niños.
Todorovden es una de las fiestas relacionadas con la transición del invierno al verano. Según la percepción popular, San Teodoro en su día clava un tizón ardiente en la tierra para calentarla, luego se deshace de sus nueve zamarras y se va adonde el Señor para rogarle que venga el verano.
El santo es considerado patrón de los caballos. Él mismo monta uno blanco, herrado “con clavos de plata y herraduras doradas”. Es similar la promesa que los hombres hacen a su corcel mientras lo preparan para la carrera del Día de San Teodoro. Si el caballo gana, el vencedor se compromete a “platearle las pezuñas y dorarle la brida”.
También hoy en día Todorovden es una de las tradiciones populares más veneradas. Después de las carreras de caballos, organizadas en las inmediaciones de ciudades y aldeas, los ganadores suelen convidar huéspedes en casa. En muchas localidades se organizan fiestas korbán en honor al “santo de los caballos”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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