Inspiración, trabajo diario y amor por lo búlgaro son algunos de los secretos de María Róbeva, de la ciudad de Gorna Oryájovitsa, en el centro norte de Bulgaria, para confeccionar muñecos de tela que alegran a los búlgaros en el país y en el extranjero. Atraída por las artes aplicadas, Maria se ha dedicado a ellas durante años, pero desde que hizo su primer muñeco de tela estos se convirtieron en su pasión y más tarde en su ocupación principal.
Los muñecos que me gustaría hacer son más de los que realmente puedo manufacturar, y constantemente compito con el tiempo –dice la artesana– . Me inspiro con facilidad, y cualquier cosa, por muy simple que sea, puede ser mi musa. Me gustan todos los muñecos que he creado, me son muy queridos; he puesto en ellos todo mi corazón y mi amor. Si en algún momento uno de ellos me parece el más bonito, el más hermoso y mejor hecho, el siguiente debería ser mejor aún.
Los proyectos de muñecos de María han ganado premios, y para los pequeños personajes se usan materiales naturales como telas tejidas a mano, hilos de lana y encajes de algodón.
Tienen admiradores entre niños y mayores –dice María, y prosigue– : Mis muñecos no visten sólo trajes tradicionales búlgaros, tengo muñecos que he creado para diferentes ocasiones. Hasta puedo dividirlos en categorías: por ejemplo, novios para una boda, pareja romántica de aniversario de bodas, o también otra como pescador, cazador, futbolista, etc. La tercera categoría engloba criaturas mágicas como el Hada de los Dientes, angelitos, ninfas, brujas, etc. Lo que tienen en común es su misión. Mis muñecos son mi oración por la bondad, la felicidad y el amor para la gente. Su misión es llamar las sonrisas, porque pienso que el БТАmundo las necesita. Tanto niños como adultos disfrutan de las muñecas, cada uno a su manera. Los adultos aprecian más mi habilidad artesanal, mientras que los niños tienden a ver en ellos la magia: pequeños personajes mágicos que miran de forma juguetona, sonríen y son unos juguetes un poco diferentes.
Quienes se acercan a su arte sienten, sin duda alguna, lo que María pone en sus muñecos como emoción. Por eso los encargos no cesan y las artesanías de la maestra de muñecas calientan el corazón de mucha gente por el mundo:
Mis pequeños amiguitos son grandes viajeros. En este momento no puede recordar todos los lugares pero muñecos míos hay en Suiza, Suecia, Polonia, Eslovaquia, Italia, EE.UU., Canadá y otros países más. Algunas personas no dicen al encargarlos cuál será su destno. Sin embargo, en la mayoría de los casos soy consciente del motivo por el que me los encargan, y así sé que viajarán felizmente por el mundo y alegrarán a alguien que está lejos de Bulgaria.
Al autodefinirse como guardiana del espíritu búlgaro, María Róbeva desea para sí misma larga vida y salud para poder crear muchos muñecos nuevos y para transmitir sus habilidades a las generaciones venideras.
Desde hace algunos años llevo enseñando a niños y niñas a confeccionar juguetes de tela de lana. Les enseño a coser, pero lo que es más importante, les enseño a crear. Cada niño ve el muñeco que ha hecho él mismo como algo distinto de lo que tienen los demás. Es nuevo, único, hecho a su gusto y, por lo tanto, no tiene precio. Mientras cosemos, suelo hablarles de las tradiciones y artesanías búlgaras, de los muñecos rituales y de las criaturas mágicas del folclore búlgaro. Es muy importante que los niños conozcan y recuerden sus raíces y que conserven el espíritu búlgaro. La mayoría de mis muñecos visten trajes tradicionales porque quiero que Bulgaria se conozca, se preserve y se respete. Me gustaría confeccionar muñecos con trajes típicos de todas las regiones folclóricas del país. Por el momento sólo tengo una muñeca con traje de la región folclórica de Tracia y una otra con traje de la zona de la montaña Ródope. Los sueños no se hacen realidad por sí solos, hay que perseguirlos sin cesar, pese a todo. Yo no dejo de soñar y de trabajar, cada día, para que el milagro suceda.
Versión en español por Marta Ros
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