El precio de la corriente eléctrica para los empresarios nacionales se dispara en un 30 % y hasta un 60 %, han dado la voz de alarma a finales de 2017 las empresas búlgaras. Los sindicatos han agregado que también se dispararán los precios para los consumidores llanos y que todo se encarecerá. A comienzos de 2028 los pronósticos apocalípticos se han rebajado a un inminente aumento más aceptable, del orden de un 15 % a un 30%.
Ya va tocando a su fin el mes de enero sin que haya habido cambio en los precios pero el descontento y los recelos en los círculos empresariales y sindicales persisten ya que, según Bozhidar Danev, presidente de la Cámara de Industrias de Bulgaria, no cesa la “esquizofrenia económica, debida a una gestión mala y viciosa”.
La tensión llegó a tal punto que Temenuzhka Petkova, ministra búlgara de Energía, e Iván Ivanov, presidente del órgano regulador de la energía, fueron invitando reiteradamente a empresarios y a asalariados a reuniones y conversaciones, y no se han cansado de repetir que actualmente no hay razones para un alza tan drástica de los precios de la corriente eléctrica. La alianza, raramente vista en este país, entre empresarios y sindicatos, se ha mantenido en sus posiciones y sólo ha aplazado el “choque eléctrico” para comienzos de febrero de 2018.
En Bulgaria los precios del fluido eléctrico son, básicamente, de dos tipos: regulados y bursátiles. Los precios regulados están siendo fijados por la Comisión Reguladora de la Energía y el Agua (KEVR - por sus siglas en búlgaro) y, por regla, cambian dos veces al año. Desde el año 2015 ha comenzado a funcionar una bolsa independiente de Energía la cual, prácticamente, ha intervenido en el mercado de la electricidad apenas en 2017.
Teóricamente, todo el mundo tiene derecho a comerciar en esta bolsa pero, en realidad sólo son los empresarios quienes tienen acceso a la misma y, además, la corriente eléctrica comercializada a precios libres de la bolsa, proviene sólo de dos centrales eléctricas estatales: la planta nuclear de Kozloduy y una central termoeléctrica en el sur de Bulgaria. La liberalización formal del mercado de la energía eléctrica no acarrea, por ahora, consecuencias especiales para los usuarios, ya que ni los precios en la bolsa son más de mercado ni ésta se mantiene abierta a los ciudadanos llanos. Incluso la ministra de energía ha tenido que reconocer que en la bolsa de la Energía no todo anda bien.
Los empresarios y los sindicatos se mantienen, de momento, dispuestos a protestar contra el choque eléctrico de los precios, y hasta se han previsto para el próximo 28 de febrero concentraciones multitudinarias de descontento, si no se da solución a los problemas en litigio tras la reunión solicitada con el primer ministro, Boiko Borisov. Los empresarios sospechan la existencia de un cartel en el mercado, especulaciones, comportamiento fuera de las reglas del mercado de los proveedores de corriente eléctrica y, en última instancia, un encarecimiento inaguantable de la energía eléctrica. A su vez los sindicatos ven una amenaza para los intereses de los trabajadores y empleados, y un riesgo de choque masivo sobre los precios al consumo. Alertan que las empresas se verán forzadas a reducir los gastos en la producción, recortando, en primer lugar, los recursos para sueldos a los asalariados.
Los precios de la corriente eléctrica son en Bulgaria los más bajos en Europa y así un megavatio-hora cuesta 38 euros, mientras que en los países europeos desarrollados este precio llega a los 65 euros como mínimo. Sin embargo, es igualmente cierto que Bulgaria es país sin parangón por los bajos ingresos de la población, hecho que trae la necesidad de mantener una “tolerancia social” de la energía eléctrica. Esto significa que el precio del fluido eléctrico en Bulgaria ha de ser más socialmente soportable y menos mercantil.
Las exigencias del mercado no se pueden despreciar durante demasiado tiempo, ya que esto desembocaría en distorsiones irreparables en toda la economía, y ésta, en Bulgaria como país miembro de la UE, se mantiene abierta a toda clase de influencias desde fuera. O sea, la presión ejercida para incrementar el precio de la energía eléctrica proviene y seguirá llegando, básicamente, desde fuera, desde los países de economía desarrollada en los que estos precios son bastante más altos que los vigentes en Bulgaria.
De manera que, enfocado el asunto desde este punto de vista, el alza del precio de la energía eléctrica en Bulgaria es inevitable a mediano plazo. Ojalá, mientras tanto, los ingresos en Bulgaria puedan alcanzar niveles más aceptables y equiparables a los europeos, y las empresas nacionales se vuelvan lo suficientemente competitivas y adaptables.
Versión en español por Mijail Mijailov
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