Desde el 1 de enero de este año, el Teatro Nacional de la ciudad francesa de Tolouse tiene un nuevo director, el búlgaro Galin Stoev. Desde hace 26 años Stóev viene manifestándose como actor y director tanto en Bulgaria, como en escenarios de Inglaterra, Alemania, Chequia, Rusia, Bélgica, Argentina y Francia. Su estreno como director fue en 1999, en el Teatro Nacional “Ivan Vazov” de Sofía, y dos años su espectáculo de “Arcadia” del dramaturgo británico Tom Stoppard le ganó el prestigioso galardón teatral búlgaro, Askeer.
Stóev se gradúa por la Academia Nacional de Arte Teatral y Fílmico, donde estudia dirección con el destacado maestro búlgaro de arte escénico Krikor Azarian, junto con toda una pléyade de actores muy populares y queridos por el público búlgaro.
Encontrar su lugar y afirmarse como actor y director en Francia no es tarea fácil. Para Galin Stóev, sin embargo, Francia es uno de los países en que lo aceptan sin reservas, quizás porque no se empeña a ser aceptado. Allí se enfrenta al interés del público, curioso de ver cómo un extranjero representaría la cultura francesa desde su punto de vista. Desde fuera la cultura francesa parece muy cerrada y difícilmente accesible – destaca el director.- Por otro lado, existe una entrada muy sencilla y cuando uno logre verla, las cosas pronto llegan a su lugar. Si uno consigue captar los códigos de esta cultura, podrá acceder a ella sin problema.
Y el teatrero búlgaro logra hacerlo, no sólo en el escenario de Comédie-Française. Naturalmente, no deja de repetirse que también es un hombre afortunado, que ha tenido suerte por encontrar en su camino a actores e instituciones abiertas a su trabajo y sus búsquedas creativas. En este sentido, las cosas con el cargo de director del Teatro Nacional de Toulouse han sucedido de modo natural, dice ahora Stóev y agrega:
Es muy emocionante, pero también infunde temores. La responsabilidad es enorme, la atención por este teatro es muy grande. Necesité mucho tiempo para darme cuenta de ello. Hace mucho ya que he dejado de identificarme solo como búlgaro, sino también como artista y como persona que trabaja en una esfera supranacional. Una vez aceptado esto, todos los problemas o interrogantes que podían llegar a restringirme, desaparecieron. En el momento en que acepté que soy un artista que pasa por diferentes contextos, por distintos idiomas y modos de pensar y de hacer teatro, esta forma nómada de trabajo y de vida resultó ser la cosa más estable en mi trayectoria. Mudándome constantemente y pasando por una inestabilidad mantenida adrede, supe construir lo que es quizás lo más estable para mí: mi propia identidad como artista. Mi trabajo resultó ser lo único de lo que me podía encargar para echar raíces y sentirme estable.
Como tarjeta de visita, el director búlgaro decide presentar ante el público de Toulouse una pieza rusa: “La Danza de Delhi”, de Ivan Viripaev, uno de sus preferidos dramaturgos modernos, cuyos textos ha puesto ya en escena en Bulgaria. Era una iniciativa bastante arriesgada en Francia, lo más lógico sería optar por Molière, como suelen hacer la mayoría de directores. Precisamente por eso Galin Stóev se decanta por todo lo contrario:
Esta fue una opción no sólo artística, sino también ideológica por mi parte. Cuando supe que estoy entre los nominados, tenía que decidir muy rápidamente qué texto presentar, de todo lo que había hecho hasta entonces. Y como no disponía de un espectáculo ya preparado, las variantes eran dos: o bien retomar alguna obra vieja, algo que había hecho ya en Francia o en Bélgica, o bien, optar por algo nuevo, lo que era la variante de mayor riesgo. Al mismo tiempo, estaba negociando con el Teatro Nacional Ivan Vazov, de Sofía, para hacer un espectáculo allí. Todos estos elementos coincidieron y entonces decidí emprender tal vez lo más difícil: hacer la obra en Bulgaria, el país de donde provenía y donde me había formado.
Para Galin Stóev esta es una posibilidad también para volver a su patria y trabajar con actores que quiere y conoce, así como descubrir a otros, de la generación más joven. Por otra parte, ello era una señal para el público de la ciudad de Toulouse de que: de ahora en adelante en ese escenario nacional galo se hablará no sólo en francés, sino también en otros idiomas, se verán otros equipos, se mezclarán culturas, etc. Esto es parte del énfasis de todo el proyecto de apertura hacia fuera. “La Danza de Delhi” será presentada en Toulouse en lengua búlgara, con subtítulos en francés y por actores búlgaros.
Versión en español por Katia Dimanova
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