El Día de San Andrés, en búlgaro Andréevden, es una festividad importante en Bulgaria. El 30 de noviembre la Iglesia Ortodoxa Búlgara venera la memoria del santo apóstol Andrés Protocleto, el “Primer Llamado”. En los templos se celebra una liturgia festiva, parte de la que forman los cánticos al Apóstol. "Como primer llamado entre los apóstoles y hermano del supremo entre ellos, ora, Andrés, al Señor Jesucristo para que dé paz al Universo e infunda gran misericordia en nuestras almas".
El Sto. apóstol Andrés Protocleto es un santo muy honrado por los búlgaros, elegido en días de antaño como santo patrón de la familia. Hay datos de que también predicó en las que son hoy tierras búlgaras. Según algunos historiadores, también fue honrado por los búlgaros que migraron a Italia en el siglo VII. El 30 de noviembre, celebran su ónomástica las personas con nombres Andrey, Andréa, Andrián, Andriana, Parván… El nombre Andrés proviene del griego valiente, viril, valeroso. Es por eso que ese día celebran, asimismo, las personas con nombres Jrábar, Jrabrín y Jrabrina, todos ellos derivados de la palabra jrábar, es decir, valiente. Situado en la linde entre el otoño y el invierno, el Día de San Andrés, Andréevden, se asocia con costumbres que se realizan para asegurar la salud y la fertilidad.
En las percepciones folklóricas búlgaras a San Andrés se le relaciona con el oso, el mayor depredador que habita los bosques de este país. Una de las leyendas más populares reza sobre cómo el santo se retiró a la montaña para dedicarse al ayuno y la oración. A menudo un oso solía visitarle. El santo lo domesticó, y un día montó el animal para ir al monasterio cercano para tomar la comunión. Según otra historia, también muy difundida, una madrugada San Andrés unció un buey al arado y empezó a arar su sembradío. Del bosque salió un oso y se comió al buey. Entonces el santo atrapó al fuerte animal, lo domeñó y lo enyugó. Así terminó la labranza sustituyendo al buey por un oso.
Las costumbres folklóricas del Día de San Andrés están dedicadas al oso. Además, en la noción popular el día del santo está relacionado con la creencia de que la jornada comienza a agrandarse con el tamaño de un grano de mijo o de maíz. Por eso esta festividad se llama también Méchkinden (en español, Día del Oso), Edréy o Édrevden; el nombre deriva del vocablo búlgaro edreya que significa “engrosar, crecer”. En la tradición búlgara el oso es un símbolo de fertilidad y natalidad, lo cual explica la prohibición de que las jóvenes desposadas se dediquen a tareas domésticas durante la fiesta.
El pelo de oso se usaba para curar el susto. En la mayoría de los casos la gente solía comprar pelos de los animales domesticados con los que los domadores de osos recorrían las aldeas hasta finales de otoño. La visita del domador con su oso se consideraba una buena señal que auguraba nieve abundante, buena cosecha y salud para los humanos y los animales. La gente pagaba al domador para que “el oso le pisoteara por salud”. Entre los personajes de los juegos de kúker y las costumbres carnavaleras también hay un oso y un domador.
Se dice que a un oso se le mata sólo si se ha convertido en devorador de humanos. Por lo demás, es el más fuerte de los animales al que temen incluso los lobos. Por supuesto, nadie querría toparse con un oso en el bosque. A ese respecto hay una anécdota folklórica. Una abuelita le ofreció a un campesino hacerle conjuras para que si se topaba con un oso éste no le tocara, a lo que el hombre respondió: “¡Mejor que me hagas conjuras para que no me tope con ningún oso!”
Hasta la actualidad el Día de San Andrés en muchas poblaciones se ponen a hervir en un gran recipiente –preferiblemente una olla de barro– unos pocos granos de diferentes cereales como frijoles, lentejas, guisantes, mijo, trigo, cebada, avena, espelta, maíz. Eso se hace para que haya buena cosecha y todo lo que se siembra y planta crezca. Es muy difundido, asimismo, el rito de tirar maíz cocido hacia arriba en la chimenea. El maíz es para el oso: “Toma, oso, maíz cocido para que no comas el maíz crudo ni te comas a los animales domésticos ni a los humanos!”
El gran etnógrafo búlgaro Dimítar Marinov escribe que en diferentes partes de Bulgaria existían diferentes tipos de costumbres. Por ejemplo, en la región de Nova Zagora, en el centro de Bulgaria, en este día se hacían palomitas de maíz y se hervía trigo, también para que el oso coma y para una cosecha abundante. En otros lugares sólo se hervía trigo que luego se repartía entre parientes y vecinos. En algunas poblaciones de la región de Téteven, en el centro norte de Bulgaria, en la olla además de maíz ponían frutas: peras, ciruelas, pepitas de calabaza. En la ciudad de Panaguiúrishte, en el centro de Bulgaria, mientras arrojaba maíz por la chimenea, la gente solía decir: “¡Para tu salud, Oso!” En algunas partes del país este día limpiaban el trigo que más tarde iba a ser molido, para que el grano crezca grande y dé más harina.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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